martes, 18 de diciembre de 2012
#verdadescomopuños que son #verdadesqueduelencomopuños
Paternalismo mezclado con chantaje emocional y unas notas de victimismo en busca del sentimiento de culpa ajeno. #molesta
@dondeestawally7: TÍPICO: Ser psicólogo de tus amigos y no saber qué hacer con tu vida.
Ni odio, ni indiferencia, el peor castigo para alguien a quien quieres es buscar y provocar el sentimiento de culpa.
@dondeestawally7: Muchas veces las personas no se dan cuenta de todo lo que hacemos por ellas, hasta que dejamos de hacerlo.
@iFrasesCitas: Si no te busco como antes es porque me has dado las razones suficientes para no hacerlo.
"Quién va a quererme soportar y entender mi mal humor, si te digo la verdad no quiero verme solo..." (Quién - Pablo Alborán)
"Dejarse llevar suena demasiado bien, jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar o empezar" (Copenhague - Vetusta Morla)
"La distancia nos enseña que podemos sentir mucho sin necesidad de tocar con las manos" (visto en mi FB)
@informativost5: Mirar el móvil por la mañana, tan necesario para los jóvenes como vestirse.
@iFrasesCitas: Amor no es aquello que queremos sentir, sino aquello que sentimos sin querer. #quémeestáscontando
Si alguna vez quieres a alguien, tarda lo menos posible en decírselo, la torta duele más cuanto más tiempo pase.
@triki_80: De esto que te dejas el cigarro en la boca un momento, y al cogerlo (...) te llevas medio labio. #yanofumo
@Arma_pollo: Creo que el tribunal de Madrid tiene razón: Ana Botella es completamente irresponsable.
@iFrasesCitas: La mayor pérdida de tiempo es esperar el día de mañana y perderse el día de hoy.
Por qué (POR QUÉ) la mayoría d los concursos d la TV despiertan mis instintos asesinos? #reflexiónestúpida #cosasdemadre
@iFrasesCitas deja de tuitear #verdadescomopuños que no paro de RT: Es difícil no hablarle a una persona con quien solías hablar todos los días.
@iFrasesCitas: Todos tenemos una persona por la que estamos dispuestos a volver a equivocarnos y a cometer mil errores más.
La verdad es que toda la película de #PequeñasMentirasSinImportancia está llena de #verdadescomopuños: "Yo lo tengo crudo, no sé cómo, no puedo hacerlo... Me doy cuenta de que no confío en el amor, creo que siempre va a acabar y casi me tranquiliza ser yo el que la caga, así no temo el final, pero cuando se acaba... Me falta razón pero... Así no evoluciono... no evoluciono."
"Necesito que me necesites", de @iFrasesCitas
@maximhuerta: Algún día sin pensarlo voy a hacer lo que quiero.
Tampoco es necesario contarlo todo, no??? #mejormecallo #loquehaceelaburrimiento #reflexiónestúpida
Dos cosas suelen sentar muy bien en #DíasDeResaca: el primer cepillado de dientes y la primera ducha #reflexiónestúpida
@iFrasesCitas: El momento en que dejas de preocuparte por lo que va a pasar, empiezas a disfrutar lo que está pasando.
"Quiero creer que voy a mirar este nuevo año como si fuese la primera vez que desfilan 365 días ante mis ojos." Paulo Coelho
Aunque ya lo he dicho: A POR UN 2013 MEJOR!!! #ganasdecambios #efectodominó #nes3.0 #conoptimismo
No lo busco porque, aunque ya lo tengo, no lo necesito" #paradojas pero #verdadescomopuños #reflexionestúpida
@Sara_ag93: Alguien usa el #VoyATenerSuerte de #Google? #reflexionestúpida
"Hablar español “perfectamente” no significa saber enseñarlo" #NoAlIntrusismo
"Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver" (Peces de ciudad - Ana Belén)
"No es necesario destruir el pasado, se ha ido; en cualquier momento, puede volver a aparecer, parecer ser y ser presente."
@iFrasesCitas: Ni te espero, ni te busco. Si me necesitas, si me quieres, si de verdad te importo, entonces aquí estaré.
La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma.
Al tiempo le pido tiempo, y el tiempo, tiempo me da."
@un_anciano: Ojalá los pensamientos se pudieran silenciar con un botón. Así no hay forma de dormirse.”
@maximhuerta: Donde esté una magdalena de mi pueblo que se quite tanto cupcake!
@iFrasesCitas: Lo positivo de las personas equivocadas es que ellos nos enseñan las lecciones correctas.
La mejor manera de reaccionar ante una obviedad es, precisamente, obviando el comentario de que lo es.
"La libertad es para soñarla." Carmen Martín Gaite.
Pearl S. Buck (novelista EEUU): "Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad."
lunes, 17 de diciembre de 2012
Uno se pregunta... #reflexiónestúpida
Uno se pregunta: por qué el teclado español del iPhone no tiene la apertura de interrogación y de exclamación!?
Uno se pregunta: es necesario pasearse por la casa en tacones?? #vecinaspesadas
Si FB no publica TODOS mis tuits, cuál es su criterio de selección? Publicará este? #quénervios #loquehaceelaburrimiento
Por qué será que cuando uno se plantea más cosas, se le presentan otras por el camino de manera espontánea? #lataderesaca
Si me encierro en la habitación para no atender a las visitas de mis padres, cuándo es buen momento para salir? (es urgente)
Dos cosas suelen sentar muy bien en #DíasDeResaca: el primer cepillado de dientes y la primera ducha #verdadescomopuños
Uno se pregunta: por qué los fabricantes de las etiquetas para la ropa odian a la humanidad???
Los verbos "doler" y "oler" serán irregulares en futuro en el futuro? "Doldrá" y "oldrá"? #frikidelalengua
Uno se pregunta: si uso más Twitter, FB se sentirá desplazado? (y viceversa) #razóntienes
Uno se pregunta: el que diseñó las tapas de váter que se caen, no cagaba? no se le cayó nunca en los riñones? meaba sentado?
Uno se pregunta: para qué tendré tantas apps si lo único para lo que las uso es para actualizarlas de vez en cuando?
Uno se pregunta: por qué existe la memoria selectiva??? que me olvido de unas cosas... Y me acuerdo de cada una...!!!
Uno se pregunta qué hace al lado del enchufe enganchado al iPhone teniendo un ordenador #graciasiPhone
Uno se pregunta si "Gracias, tu configuración ha sido guardada" ha cambiado de significado???
Uno se pregunta: qué tipo de termostato tienen las madres para no tener nunca frío?? #BuenoSí #TúSíQueTienesFrío
Uno se pregunta si realmente los helados ayudan a hacer la digestión
Uno se pregunta sobre el criterio de selección del modo aleatorio en el iPod... que como lo coja con un artista...!!!
Y uno se pregunta: por qué las vendedoras de cosméticos son tan simpáticas? que le dan ganas a uno de tener arrugas!!
miércoles, 25 de abril de 2012
Cuándo nos negamos a querer (y nos queremos negar)
martes, 17 de abril de 2012
Espeinisdiferen
Estas son sólo algunas características del país en el que vivimos:
- Un país orgulloso de haber superado una Guerra Civil y una dictadura que duró casi 40 años y que, a pesar de eso, juzga al único juez que se ha atrevido a hacer justicia con las vícitimas de aquellos momentos. Un país que intenta superar por fin esa parte de su historia pero que se encuentra con trabas promovidas por gobernantes que deciden mantener honores (títulos, nombres de calles, estatuas, monumentos...) de un dictador.
- Un país joven democráticamente que, inexperto, votó una Constitución en la que se reconocían (y se protegían) privilegios para una familia que sigue creciendo y sigue costando dinero a los españoles. Y que protagonizan extensos capítulos en la prensa del corazón y (¡oh!) en las páginas económicas.
- Un país con una Constitución en la que se reconocen libertades y derechos que pretenden ser vulnerados por todos aquellos que llegan al poder y se creen con derecho a jugar (hacer y deshacer) con ellos. No sólo con presuntas limitaciones sino con ataques de supuesta inconstitucionalidad de ciertas leyes.
- Un país envidiado por otros por su aprovechamiento de las energías renovables y que, con todo esto, limita leyes y suprime ayudas a la investigación de las mismas. Un país que, aun conociendo la importancia de la investigación científica para evolucionar, limita el gasto que la promueve.
- Un país cuya Constitución reconoce su aconfesionalidad pero que mantiene concordatos con la Santa Sede, suponiendo, como suponen, un gran gasto de dinero público, además de una desfasada defensa ideológica, tradicional e histórica que se contrapone de lleno a lo que representa en realidad el concepto "país moderno".
- Un país moderno que, en su empeño de defender tradiciones desfasadas, tiene una idea bastante equivocada de lo que es Patrimonio Cultural y Patrimonio Natural. Un país que, a pesar de los tópicos (o gracias a ellos), es uno de los primeros destinos turísticos mundiales. Un país turístico que debería tener como prioridad proteger sus casi 8.000 kilómetros de costa y su riqueza natural y cultural (sobre todo la material).
- Un país con un envidiado sistema sanitario, pero con gobernantes empeñados en copiar modelos que no funcionan o que suponen un gran atraso a lo conseguido en sus años postfranquistas. Un país con gobernantes que permiten ciertas afirmaciones vergonzosas que no muestran la juventud democrática de un país orgulloso de haber avanzado tanto en tan poco tiempo, sino la ignorancia o el desconomiento de lo que es "proteger a los ciudadanos".
- Un país que dice ser europeo, y que lo es, pero sólo en los ámbitos que convienen al partido polítco gobernante de turno olvidando, en muchos casos, lo que conviene a sus ciudadanos.
- Un país que envidia el resurgimiento de otros y compara situaciones. Un país con gente que cree que es preferible el despido de funcionarios a que bajen el sueldo. Un país con ciudadanos empeñados en vivir por encima de sus posibilidades y que se sienten atacados por el desgarrador sistema capitalista del mercado nacional e internacional promovido por ciertos partidos políticos, empresas y empresarios y, por supuesto, bancos. Un país cuyos gobernantes se han empeñado en "rescatar" a quienes, en realidad, deberían haber hecho pagar por sus atrocidades capitalistas.
- Un país con ciudadanos que olvidan, pero que premian y que, depués, se ofenden.
- Un país con gobernantes que siguen empeñados en reformar una y otra vez el sistema educativo, empeñados en creer que el problema reside en los años escolares centrales (ni los cimientos ni el tejado).
- Un país con casi cinco millones de parados, exportador de jóvenes altamente preparados que huyen del mileurismo, novecientoseurismo, ochocientoseurismo (la lista sigue)... avergonzados de los sueldos mínimos de su país, pero que tienen que oír de sus gobernantes que "todos debemos apretarnos el cinturón". Unos gobernantes que fomentan la austeridad, sin predicar con el ejemplo, satisfechos con sus sueldos astronómicos y encantados con los privilegios (no sólo económicos) que corresponden a la desacreditada clase política española.
- Un país que ha dado mayoría absoluta a un partido político que ha llegado al poder con oscuras promesas aprovechando la manifestada presunta necesidad de cambio de algunos ciudadanos. Un partido político que, con sólo dos meses en el poder, ha logrado demostrar su amplísimo cinismo (al que, por otra parte, ya nos tenían acostumbrados). Un partido político que pretende (o que ya ha conseguido): subir los impuestos olvidando los comentarios que suscitó la subida de impuestos del antiguo gobierno, suprimir una asignatura que protegía la aconfesionalidad del Estado, reformar una ley que protege el litoral de un país con un gran turismo de playa, reformar una ley que protege la tenencia de agua de algunas zonas de un país acosado por la sequía, paralizar la ley de muerte digna, paralizar el proyecto de "reforma" de un inmensamente vergonzoso "monumento" que no hace sino recordar a los españoles y al resto del mundo cómo fue España en una época que mucha gente intenta olvidar, reformar (que no suprimir, a pesar de sus constantes manifestaciones en contra) la ley del aborto, contradecirse con una ley a la interpusieron una demanda de inconstitucionalidad, marear a opositores de educación manteniendo la incertidumbre de si hay o no hay oposiciones y, a pocos meses de las mismas, cambiar el temario... Un partido político que avergüenza a un país que ha conseguido avanzar tanto en tan poco tiempo, siendo esto una seña de identidad alabada (e incluso envidiada) por otros países.
- Un país cuyo presidente tarda en dar la cara y que, cuando por fin lo hace, no hace más que hablar de obviedades tirando por tierra todo aquello que prometió sorprendiendo levemente (imagino) a sus votantes y avergonzando a los que no lo votamos.
Lo creáis o no, España es un país moderno. Un país de charanga y pandereta en pleno siglo XXI que ha hecho cambiar esa visión internacional de país orgulloso, por una paradójica visión de vergüenza.
Cierto, a veces es difícil de creer.
miércoles, 11 de enero de 2012
Teoría de los "asíes" (II): dominio y emancipación del "yo"
Se levantó a las siete, como cada mañana. Ya no había nadie en su casa. Uno de sus compañeros de piso le había dejado el café preparado, como siempre. Otro, había dejado su taza en el fregadero, con agua. Después de su rito matutino, salió de casa, dirección al metro. Se puso los cascos y, sentado en el banco del andén, empezó a leer su libro, aunque notaba que esa mañana no le apetecía mucho. Entró en el vagón de cada día, cerró y guardó el libro para mirar a la gente que viajaba con él, a ver si había alguien nuevo, o eran los mismos de siempre. Estaban todos. Las dos adolescentes que iban al instituto, emocionadas hablando de este y de otro chico. Los dos universitarios con sus carpetas, de pie a su lado, comentando algo sobre exámenes y profesores. La señora, limpiadora quizá, que entornaba los ojos de vez en cuando pensando en la primera casa del día. El ejecutivo que leía el periódico gratuito del metro, y el señor cotilla al lado, que no lo había conseguido y quería enterarse de las noticias del día. Los dos hispanoamericanos que amenizaban la mañana en el metro con su reggeaton a todo volumen. Subió un poco más el volumen de su iPod, para escuchar su música y concentrarse en sus pensamientos.
Llegó a su parada. En la estación vio a la gente de todos los días. Los primeros, los comerciales del Círculo de Lectores, que ya se habían cansado de preguntarle cada mañana. En el primer rellano, dos jóvenes con rastas tocando la guitarra. En el segundo, un mendigo amable que saludaba a todo aquel que pasaba y le miraba. Y ya en la entrada, dos chicos con gorras rojas que repartían un periódico gratuito.
En la calle, esperó a que el semáforo le permitiera pasar y se dirigió a la cafetería a la que iba todos los días, veinte minutos antes de entrar en el trabajo, para tomarse un café y leer al menos la portada del periódico que había cogido a la salida del metro. Pero esa mañana no leyó. Pidió su café y en la mesa de siempre, pensó un rato.
“¿Toda la gente que he visto esta mañana es consciente, como yo, de que nos vemos todos los días? ¿Toda esa gente es consciente de que me imagino sus vidas cada día? ¿Esa gente pensará en mi vida? ¿No es increíble? Vamos en el mismo metro, hacemos las mismas cosas, caminamos por la misma calle, algunos incluso coincidimos en esta cafetería… pero no nos conocemos, no hemos hablado nunca, no sabemos nuestros nombres, no sabemos nada los unos de los otros… y sin embargo, todos formamos parte de nuestras respectivas vidas”.
En las relaciones personales, de cualquier tipo, gira todo en torno a la primera persona, sin ser esto un signo de egocentrismo, ya que se produce, en la mayoría de los casos, de una manera tan automática que no somos conscientes (o lo obviamos de manera inconsciente) tanto del comportamiento social propio como del ajeno. En grados diferentes, y dependiendo del tipo de relación que tenemos con una persona o con varias, se manifiesta en nosotros mismos un predominio del “yo” que no choca, sino que interactúa, con los otros “yoes” que nos vamos encontrando. Pero es extraño, ¿qué es lo que determina que mi “yo” tenga una relación, del tipo que sea, con otro “yo”?
Tendemos a pensar, en cuanto a relaciones se refiere, que los diferentes caracteres se atraen, así como que los caracteres similares se alejan. Quiere esto decir que las personas que consideramos nuestros amigos son totalmente diferentes a nosotros. Otra tendencia dice todo lo contrario, las personalidades marcadas se repelen y las personalidades semejantes se unen. En este caso, consideraremos a nuestros amigos iguales a nosotros. Lo complejo de todo esto, radica en la importancia que concedemos a cada una de las características de cada individuo con el que nos relacionamos, así como nuestras diferentes maneras de comportarnos según el ámbito en el que desarrollemos esa relación. Una, la acentuación de determinadas características, es un aspecto interno que depende directamente de nosotros mismos, así como la asociación de ideas que hacemos cuando vemos o conocemos a alguien, las ideas preconcebidas o que conciben el aspecto y el comportamiento de los demás, etcétera. La segunda, las pautas de comportamiento que marcan los ámbitos, es un aspecto externo que no depende directamente de nosotros, sino de la colectividad de un determinado ámbito, así como las ideas que nos hacen desarrollar las opiniones de los demás y que nos predisponen a comportarnos de cierta manera y de otra, etcétera. En definitiva, son muchos los aspectos, internos y externos, los que determinarán nuestra actitud y el grado de relación que podamos llegar a alcanzar, encabezados por los dos que participan juntos (y se alimentan el uno del otro) en el trato con los demás:
- Acentuación de características (el “yo” alienable). Los seres humanos son un compendio de características que, aunque difícilmente, pueden actuar por separado en muchas ocasiones. Es decir, nos cruzamos en nuestra vida con una persona con la que compartimos algunas cosas (gustos, opiniones, conductas…) y otras cosas que no. Si a nuestro subconsciente le interesa (junto con el aspecto externo de la predisposición a socializar que tengamos en ese momento en concreto) resaltará aquellas que le convienen. Esto es, nuestro “yo” se interesará casi única y exclusivamente por las actitudes que más se acercan a lo que considera el “comportamiento lógico”, a las que más se asemejen a su complejo sistema de proceder en las relaciones con los demás. De esa manera, nuestro cerebro recibe la orden de socializar más con esa persona y poco a poco entrará a formar parte de nuestro círculo habitual (este hecho, junto con las reacciones físicas y químicas de nuestro cuerpo, es lo que muchos llaman “amor”, aunque a veces puede llegarse al peligroso estadio de idealización, obviando casi por completo las actitudes que nuestro “yo”, dentro de su “comportamiento lógico”, rechaza). Si, por el contrario, nuestra predisposición a socializar es baja o nula, nuestro “yo” rechazará a la persona en cuestión, ya que sólo verá aquellos comportamientos que le ofenden e incomodan. Esta acentuación de características no es más que un juego de nuestro subconsciente, convencido de que las primeras impresiones son las que cuentan, y al que difícilmente podremos convencer de lo contrario (es mucho más fácil pasar de positivo a negativo, que de negativo a positivo, en este último caso, infinidad de aspectos externos habrán de tomar partido en esa insulsa lucha interna). Lo ideal sería el equilibrio perfecto entre lo que nuestro “yo” acentúa (lo que “queremos” ver) y el compendio de características del individuo (lo que es), y ese equilibrio no se produce nunca, desgraciadamente, al principio de las relaciones, sino que lo hace durante el desarrollo de las mismas.
- Pautas de comportamiento (la transmisión de otros “yoes”). Los humanos somos animales sociales que desarrollamos en colectividad las características propias que nos llegan por las diferentes comunidades en las que nos desenvolvemos. Esto no quiere decir que no tengamos unas características propias, sino que a esas mismas se han ido sumando a lo largo de nuestra vida, las de la sociedad o sociedades de las que hemos ido participando. A veces, incluso, nuestras características se han visto mejoradas o empeoradas por las propias de cada comunidad, llegando algunas a desaparecer, sustituidas por otras (contrarias o no) o en un estadio que la sociedad en cuestión entiende superior (como si de un programa informático que necesita actualización se tratase). Esas pautas colectivas inciden directamente (a pesar de tratarse de aspectos externos) en la manera de comportarse de nuestro “yo”, para asemejarse lo más posible a los demás “yoes”, y así sentirse parte de la generalidad del grupo con el que está relacionándose. Así, tenemos amigos en diferentes ámbitos, y los relacionaremos entre sí dependiendo únicamente de nuestra predisposición a la sociabilidad, ya que el éxito o el fracaso de la relación entre ellos responderá a las normas de comportamiento de nuestro “yo” más general (aquel que consideramos el “lógico”). Como digo, en unas ocasiones será un éxito y en otras un fracaso. Podemos pensar que si todas esas personas tienen una buena relación con nuestro “yo”, la tendrán también entre ellas, pero, en muchas ocasiones, nos equivocaremos, ya que cada uno de esos “yoes” acentuará diferentes características de los demás, porque se encuentran en ámbitos diferentes al habitual, pero sin olvidar las pautas de comportamiento de la comunidad en la que se inició la relación con nuestro “yo” (que es el punto común de todos esos “yoes”). Para lograr obviar esas normas predeterminadas por la comunidad inicial y adoptar las de la nueva sociedad, hemos de tener una alta predisposición a socializar, de lo contrario nuestro “yo”, inconscientemente, dará importancia a las actitudes negativas y rechazará la transmisión de los otros “yoes”.
En definitiva, en conclusión y en resumen, aquello que pensó el personaje de la historia inicial, en la cafetería (“no nos conocemos, no hemos hablado nunca, no sabemos nuestros nombres, no sabemos nada los unos de los otros… y sin embargo, todos formamos parte de nuestras respectivas vidas”), responde obligatoriamente a la necesidad del ser humano a buscar iguales en todos los ámbitos y momentos de nuestras vidas, incluso en los más efímeros. Y es precisamente eso, el tiempo, lo que determinará la mejora de nuestras relaciones sociales y el desarrollo, aunque indirectamente, de nuestra propia personalidad, que por muy parecida que pueda llegar a ser al resto de personalidades que nos rodean, no dejará de ser única e irrepetible.
lunes, 9 de enero de 2012
... y unas pinceladas de presunta prosa poética (VII)
Dicen que para llegar al momento más feliz de nuestras vidas hemos de pasar por muchos momentos malos y que, por esa razón, debemos de agradecer los obstáculos del camino y superarlos...
Dicen que para llegar a ser felices, tenemos que haber sufrido, tenemos que haber sorteado miles de momentos infelices, por los que hemos de sentir un profundo agradecimiento al conseguir superarlos...
Dicen que para saborear la felicidad, debemos luchar por ella, siendo conscientes al fin, que el camino para alcanzarla no es nada fácil... Dicen que para saborear la felicidad, hemos de saber lo que cuesta conseguirla...
La poesía es para disfrutarla... (VII)
Nadie me dijo que fuera fácil…
Nadie me dijo que lo sería…
Nadie me dijo que lo fuera…
Nadie me lo dijo…
Nadie dijo nada…
Nadie lo dijo…
Nadie…
Comportamiento y relaciones humanas (II): enfrentarse a la capacidad de pensar
Es algo propio del ser humano. Consciente o inconscientemente nos ilusionamos fácilmente con nuevos proyectos en todos los ámbitos de nuestra vida. Sin quererlo, miramos hacia delante imaginando las consecuencias positivas de nuestros actos, olvidando, en muchas ocasiones, las negativas. Pero, ¿no es eso precisamente una reacción ante las posibles consecuencias negativas?, ¿no es eso un mecanismo de defensa ante la posibilidad de que las cosas nos salgan mal?, ¿o no es más que una aceptación encubierta de la malo que pueda venir?, ¿cuál debería ser el límite lógico de ilusión para evitar la decepción? Darle tantas vueltas a las cosas, ya sea en positivo (deseando lo bueno), ya sea en negativo (abanderando el catastrofismo), no es sano para nuestra salud mental.
Sin pensarlo detenidamente, la experiencia me dice que estamos, casi siempre, predispuestos, que analizamos en exceso nuestros actos, muchas veces sin haberse llevado a cabo todavía, adelantamos acontecimientos, pensamos demasiado en todo aquello que vamos a hacer, en todo aquello que nos puede ocurrir, en todo aquello que no depende directamente de nosotros y en lo que sí depende directamente de nosotros mismos. Y todo esto nos lleva, finalmente, y sin poder evitarlo, a la decepción, a la desilusión o, incluso, al arrepentimiento. A preguntarnos qué habría pasado si… A cuestionarnos nuestros actos si… A proponernos no volver a caer en el mismo error si… En definitiva, en muchas ocasiones, no nos permitimos disfrutar al cien por cien de lo que hacemos y además nos engañamos haciéndonos creer que todo ha sido producto del azar, cuando sabemos (aunque lo rechazamos) que lo hemos provocado nosotros con nuestra predisposición, tanto positiva como negativa, a la vista de un nuevo proyecto.
Somos conscientes del engaño. Nos han intentado enseñar que pensar en positivo sólo produce consecuencias positivas, del mismo modo que pensar en negativo provoca las negativas. No. El pensamiento positivo no existe, el optimismo no existe. Es simplemente un mecanismo de nuestra mente, de nuestro subconsciente, e, incluso, de la sociedad en la que vivimos, para autoengañarnos en un intento de evitar el arrepentimiento posterior. Pero, ¿no ha sido la misma sociedad la que nos ha enseñado que el pensamiento negativo y el pesimismo nos conducen también a ese arrepentimiento? Entonces, ¿de qué nos sirve analizar nuestro comportamiento e intentar “cambiar el destino” de las cosas con pensamientos e ideas e ilusiones?
Supongo que nada es fácil. La teoría siempre es más sencilla que la práctica. Han sido dos afirmaciones las que me han llevado a reflexionar sobre este asunto.
- “Sólo me arrepiento de lo que no hago”, que dicen algunos. ¿Es cierto? Vamos a ver. Se nos presenta un proyecto que, presumiblemente, provocará una consecuencia positiva (la consecución de un objetivo positivo). Analizamos los pros y los contras y, a pesar de que la balanza se inclina hacia los pros, decidimos no llevarlo a cabo. Es así como nos arrepentiremos de lo que no vamos a hacer. ¿Esto tiene sentido? ¿Por qué ha pesado más en nuestra decisión las posibles (y nimias) consecuencias negativas? ¿Por qué han ganado los contras? Los optimistas lo arreglan todo sentenciando que es porque hay algo mejor esperándonos. En un intento desesperado por evitar el arrepentimiento, si no nos arrepentimos de lo que no hacemos, ¿significa que el destino me tiene preparado algo mejor? Permítanme que me ría (y con una sonora carcajada, si es posible). No puedo evitar arrepentirme de no haber comprado el décimo premiado de la lotería de Navidad, pero no sólo me arrepiento ahora, sino que me arrepentí antes de no comprarlo. A esto es a lo que estamos predispuestos. Achacamos las cosas al destino y al azar indistintamente y según nos convenga en cada momento, sin saber (o sabiéndolo, pero rechazándolo) que destino y azar son casi antónimos (sólo cuando negamos que el azar está relacionado con el libre albedrío propio de cada individuo). El único límite, es el que nos impone la lógica, pero no la lógica individual, sino la lógica colectiva. La que está presente en la sociedad, en la comunidad en la que nos desenvolvemos, plasmada incluso en leyes creadas por personas que participan de la misma comunidad (o, al menos, bastante cercana a la nuestra, cuando la entendemos como un algo muy amplio que abarca mucho más que lo que podemos ver ante nuestras propias narices). El problema radica en pensar en las consecuencias mucho antes de que todo suceda, y así, salga bien o salga mal, nos encaminamos hacia el fin último, positivo o negativo, sin entretenernos en el camino y sin disfrutar de todo lo bueno (y malo) que nos podamos encontrar. Pero no es nuestra culpa, la sociedad nos ha enseñado a no saber, a no poder o a no querer disfrutarlo. Esto me lleva a la otra afirmación.
- “Vive el presente”, “disfruta el momento”… La poesía del romano Horacio (carpe diem quam minimum credula postero, ‘aprovecha el día y no confíes en el mañana’) convertida en una filosofía en la actualidad. Exacto. Decirlo es tan fácil como complejo es llevarlo a la práctica. No somos capaces, como he dicho antes, de disfrutar el momento, no somos capaces de olvidarnos de lo que va a venir después (no sabemos, no podemos y no queremos obviar la confianza que depositamos en el mañana). La concepción lineal del tiempo que impera en nuestra sociedad, no nos permite focalizar eso precisamente, el tiempo. Tampoco la concepción circular y cíclica, que imprimimos en determinados aspectos y que nos lleva al comienzo y a repetir una y otra vez lo vivido. Como digo, es prácticamente imposible “desconectar” el tiempo. Somos humanos y, queramos o no, lo que somos hoy es el reflejo de lo que fuimos ayer, y lo que queremos y pretendemos ser mañana. Si el tiempo es lineal, el “ahora” pasa a ser “antes” en el “después”, convirtiéndose este último en el protagonista de todos nuestros actos y de nuestro comportamiento, ya que este “después” será un “ahora”. Inevitablemente. No tenemos que aprender a no confiar en el futuro, aceptamos su existencia tanto si pensamos conscientemente en él como si no lo hacemos. Esto no es pensamiento positivo, esto no es optimismo, tampoco todo lo contrario, por muy cercano que esté el pesimismo a la realidad (o por muy cercano que así lo crean muchos). Tenemos que aprender a disfrutar y a sufrir el presente, a vivirlo (como reza la dichosa frase) sea positivo o sea negativo, no pensar en el futuro y no planificar acontecimientos que no sabemos si sucederán o no, ya lo haremos cuando ese futuro sea un presente. Sin optimismo ni pesimismo, para no perdernos los detalles.
Lo dijo el filósofo (no poeta) griego Heráclito, πάντα ῥεῖ ("panta rei", 'todo fluye'). Exactamente, todo fluye y todo lo hace alrededor de nosotros. Somos el centro y hemos de aprovechar esa posición que nos facilita una visión más amplia de las cosas que nos rodean y nos puede ayudar a saber disfrutarlas sin cerrar los ojos y sin ocuparnos de las consecuencias. Hemos de aprender a no buscar razones, motivos, objetivos, consecuencias, resultados, ilusiones, expectativas… en nuestros actos, tenemos que luchar contra nuestra capacidad de pensar para así conseguir no tener que dar explicaciones de nuestro comportamiento (ni a los demás, ni a nosotros mismos) y así evitar cualquier tipo de arrepentimiento, porque sabemos, podemos y, sobre todo, porque es lo que queremos.