Siempre lo he dicho, me encanta hablar sobre política, y además me encanta hacerlo con personas que no piensan lo mismo que yo. Hablar de política con quien comparte mis ideas es un poco aburrido, dándonos la razón en cada argumento, pero hacerlo con alguien totalmente contrario ideológicamente es una de las cosas más divertidas... porque se convierte en una especie de reto, y, me doy cuenta, hace que me apasione aún más por aquello que pienso, que digo, que defiendo y en lo que creo.
Lo bonito de la democracia, lo bonito de vivir en el país que nos ha tocado vivir, es el poder expresar nuestras opiniones, y rebatirlas, intentar convencer a nuestro interlocutor, argumentar... lo bonito de este tipo de conversaciones es que ambos sabemos que no vamos a cambiar de idea, por muy bien que nos argumenten algún punto, por muchas razones que puedan parecer convicentes nos den. Y para hablar de política, hay que conocerla. No me las doy de conocer todos los entresijos de la política (de hecho, alguna vez que otra se me ha olvidado el nombre de tal ministro, en qué ministerio está este otro...), pero sí sé lo suficiente como para tener unos ideales que defender, como para poder mantener una larga conversación... Me gusta empaparme de política de vez en cuando.
Mi abuelo decía que para poder quejarte, debías ejercer tu derecho a votar. Que me lo diga un hombre de más de 80 años me llena de orgullo, un hombre que pasó por lo que pasó (sin hacer demagogia, palabra muy de moda gracias a los programas del corazón), que luchó por lo que luchó, un hombre que junto con todos los que vivieron su época nos han dado lo que hoy tenemos. Como decía antes, es lo maravilloso de la democracia, de vivir en un Estado social y democrático de derecho. Gracias a las libertades de las que estamos rodeados somos capaces de expresar nuestras opiniones sin miedo a grandes represalias, sólo a que alguien pueda rebatírnoslas.
Hace tiempo oí de una amiga mía: "¿Qué es eso de que "respeto tu opinión"? te respeto a ti... pero ¡lo que estás diciendo es una auténtica gilipollez!"... la verdad es que estoy de acuerdo con ella. Tenemos que respetarnos como personas que somos, pero a veces podemos escuchar muchas atrocidades. La verdad es que, como siempre, los extremos nunca son buenos, porque también escuché de otra amiga: "¿Por qué tengo que aguantar durante cuatro años lo que una panda de imbéciles ha votado?"... No es que respetemos las opiniones, no es que compartamos o no compartamos ciertas ideas, no, lo que en muchos casos tenemos que hacer es aceptarlas, sin más. Tenemos que hacer con las opiniones de los demás lo que queremos que hagan con las nuestras propias. Eso sí, como me han dicho muchas veces, con un lógico razonamiento y una buena argumentación.
No se puede hablar de política (hace poco lo he sufrido en mis propias carnes) con alguien que no tiene argumentos, o peor aún, con alguien que sólo tiene un argumento. ¿De verdad hay gente que cree que se puede mantener una discusión sobre política defendiendo hasta la saciedad un sólo argumento? realmente es muy cansino. Uno se preocupa de razonar todos sus argumentos, incluso aportar datos, lo que decía antes, intentando convencer a nuestro interlocutor, buscando realidades para ejemplificar... a veces es un trabajo duro, pero es necesario para que no se nos acuse de defender lo indefendible. Y, como digo, después de ese duro trabajo oímos el mismo argumento de siempre. Es totalmente inútil, aunque al final tenemos que aceptarlo, por mucho que nos cueste.
Tengo mis ideas, mis ideales, mis valores, mis principios, mis opiniones, como todos; y la verdad es que se me ve venir. Quien me escuche en una conversación sobre política descubrirá en poco tiempo hacia qué lado tiro (me lo han dicho muchas veces). Y estoy cansado de que siempre se acuse de lo mismo, yo no lo hago con mis "contrarios" porque entiendo que hemos evolucionado, que el tiempo ha pasado y que han seguido cometiendo errores (unos y otros) tanto o más importantes que los anteriores (que los históricos incluso) y que pueden servir igualmente para argumentar, para razonar y para debatir sosegada y civilizadamente con esa gente a la que respetamos, pero de la que quizá estemos pensando que salen muchas tonterías de su boca... jejejeje...