Estoy aburrido en casa... dándole vueltas al Facebook. Hoy no hay mucho movimiento, he comentado un par de cosas por muros ajenos, he devuelto el saludo de algunos de mis amigos en mi muro, he estado leyendo algunas notas publicadas por otros y viendo videos... Me suena el teléfono, es un amigo, que también está aburrido y le apetece hablar. Me cuenta sus cosas, me río, le intento aconsejar sobre algunos asuntos, me cuenta algún que otro cotilleo... Yo hago lo propio, le cuento mis cosas, se ríe conmigo y, verdaderamente, me da un par de sabios consejos... También le cuento algún cotilleo.
Después de una hora hablando, nos despedimos con el "ya hablaremos" típico. Con toda la intención, pensando que ciertamente ya hablaremos en otra ocasión. Yo, al menos, espero que la siguiente vez que hablemos sea pronto. Me gusta hablar con él. Después decido pasarme un rato por el MSN. Hay alguien conectado. Una amiga me habla, me dice unas cuantas bobadas, me río mucho (no me canso de escribir "jajajajaja"). Al cabo de un rato me dice que estaba ocupada peleándose con un Power Point. Con mis escasos conocimientos de informática, y a distancia, intento ayudarla. Suena otra conversación, se abre otra ventana con el "hola" de otro amigo. Mantengo las dos conversaciones, una con una clase de informática para principiantes, y otra más trivial, hablando de lo que nos aburrimos y de lo que hemos hecho en el día... Está siendo una conversación amena. Poco a poco vamos introduciendo nuevos temas. Mi amiga desconocedora de algunos conceptos informáticos se está volviendo loca... sigo escribiendo "jajajajaja" en más de un comentario... Realmente está siendo muy divertido.
Después de una larga conversación, la primera se despide, para "pelearse con el ordenador", palabras textuales. Sigo a la otra conversación. Hablamos de otras personas, amigos en común. Suena una ventana nueva, preguntándome que si estoy. Es una amiga con la que hacía años que no hablaba. Los dos coincidimos en que hace muchísimo tiempo que no sabemos el uno del otro. Incluso tenemos que preguntarnos que ahora dónde estamos. Ella sigue en Barcelona, haciendo un curso, yo le tengo que contar que el año pasado me tuve que volver a casa de mis padres, por cuestiones de trabajo (la falta de trabajo). Hablamos un rato largo. Y la sigo con la otra conversación.
La chica de Barcelona me dice que quiere hacerme una visita y juntarnos los que estábamos siempre en aquella época. Se pone manos a la obra, dice que va a buscar un billete. Yo le digo que ya hablaré con los demás para ponernos de acuerdo y vernos. Se tiene que ir, la llama por teléfono otra amiga... le mando recuerdos para ella también, la conocí al mismo tiempo. Abro el correo y le mando un e-mail a otra amiga hablándole de la de Barcelona... tenemos que hacer lo posible por volvernos a ver y recordar viejos y buenísimos tiempos. Sigo hablando con mi otro amigo.
Vuelvo a darme un paseo por Facebook. Hay un poco más de movimiento, y veo comentarios a mis comentarios... Uno de ellos, especialmente, ha creado toda una conversación con amigos míos del pueblo de mi padre. La extraña conversación está siendo muy divertida... ha llegado a desvariar mucho, con anécdotas de otros años, con las más nuevas, con viejos y nuevos recuerdos y con algún chiste de ese preciso instante. Me uno, digo un par de tonterías más. La conversación crece y crece y se nos une más amigos. Nos lo estamos pasando muy bien, hasta que poco a poco empezamos a despedirnos.
En el Skype se asoma una ventanita naranja. Otra amiga, pero esta vez del otro pueblo. Voy al Skype, la llamo, hablamos. Recordamos también temporadas en el pueblo de mi madre. Nos reímos mucho. Recordamos algunas vacaciones de verano que hemos pasado juntos, pero no en el pueblo. Decicidimos que tenemos que preparar otra "quedada". Ahora me tengo que desconectar yo, me llaman al teléfono. Miro la pantalla y sonrío. De nuevo, es el primer amigo que me llamó. Hablo con él, al mismo tiempo que le digo al del MSN, con quien estoy hablando, se conocen. Vuelvo a reírme con lo último que le ha pasado. De nuevo intento aconsejarle... se ríe de mí... y conmigo... jajajajajaja...
Me dice que vuelve a casa, que ahora me ve en Facebook. Una nueva ventana del MSN se abre. Es una amiga mía que vive en Escocia, saludándome. Tengo ganas de verla. Estamos planeando vernos el próximo mes. Para entonces ella ya estará aquí. Pero parece que nos está costando cuadrar fechas. Mi otra conversación en MSN se despide, tiene que hacer otras cosas. Hablaremos en otra ocasión, claro.
Sigo con mi amiga de Escocia. "Discutimos" sobre las fechas en las que podríamos coincidir, en Madrid, todos, con mis ex-compañeros de trabajo. Tengo ganas de verlos a todos. Al mismo tiempo que hablo por MSN con ella, mando un mensaje privado común por Facebook para hablar de una posible reunión. Al poco van contestando. Todos tenemos ganas de vernos y volver a nuestro bar, y pasar una noche como las que pasábamos cuando todos estábamos trabajando juntos en Madrid. Poco a poco vamos cuadrando fechas, sí, nos veremos el próximo mes.
En Facebook, mi amigo del teléfono prepara una etiqueta privada con tres amigos más. Al parecer estamos los cinco. Mantenemos una divertida conversación. Con ellos cinco es posible hablar de todo, y lo divertido de nuestras larguísimas conversaciones es que tocamos millones de temas y cambiamos de uno a otro, aunque no tengan relación, con muchísima facilidad...
Es definitivo, y mucho más allá de no poder vivir sin la tecnología, sin lo que no puedo vivir es sin mis amigos... Es por momentos como todos estos que acabo de relatar, por lo que os echo muchísimo de menos a cada instante... GRACIAS POR SER QUIENES SOIS Y HACERME A MÍ SER QUIEN SOY!
martes, 29 de junio de 2010
lunes, 28 de junio de 2010
... y unas pinceladas de presunta prosa poética (II)
Cuando te hablé por primera vez, no pensé que seríamos lo que somos ahora. No sé cuándo ni cómo ocurrió, sólo sé que ahora no puedo evitar el quererte, ni soy capaz de quererte como tú quieres que te quiera; y cada día que pasa estoy más convencido de ello. Lo siento, pero entonces no entraba en mis planes echarte de menos, y me costará superar el desear que estés simpre a mi lado.
domingo, 27 de junio de 2010
La poesía es para disfrutarla... (II)
NOS OLVIDAMOS DE TODO
Perdimos el tiempo,
nos miramos,
mientras llovía,
y olvidamos todo.
Perdimos el tiempo,
nos sentimos,
mientras soplaba el viento,
y olvidamos todo.
Perdimos el tiempo,
nos tocamos,
mientras el sol brillaba,
y olvidamos todo.
Perdimos el tiempo,
nos acercamos,
mientras nos miramos,
y nos olvidábamos de todo.
Perdimos el tiempo,
nos miramos,
mientras llovía,
y olvidamos todo.
Perdimos el tiempo,
nos sentimos,
mientras soplaba el viento,
y olvidamos todo.
Perdimos el tiempo,
nos tocamos,
mientras el sol brillaba,
y olvidamos todo.
Perdimos el tiempo,
nos acercamos,
mientras nos miramos,
y nos olvidábamos de todo.
sábado, 26 de junio de 2010
Millones de cosas en la cabeza
¿A quién no le ha pasado? ¿quién no ha tenido, alguna vez en su vida, miles de cosas en la cabeza? ¿quién no le ha dado millones vueltas a las cosas una vez, incluso, pasadas? ¿alguien es capaz de acertar con la que se supone más importante de todas? ¿la que más pensamos es la más importante? en fin... en algún momento de nuestras vidas se nos llegan a juntar en nuestra mente muchas ideas, y no nos cansamos de darle vueltas, de pensar y pensar... y a veces eso no significa encontrar la solución a muchas de ellas.
Creo, no lo sé seguro, que es una ley de Murphy. Cuando tienes algún quebradero de cabeza por algo que en tu vida cotidiana consideras muy importante, llega alguna cosilla más para hacerle compañía a tus pensamientos. No es suficiente con que tengas que reflexionar sobre una cosa, es propio de la naturaleza humana tener varias cosas en la cabeza... no lo podemos hacer fácil.
Estás en tu casa, tranquilamente, sentado en el sofá del salón, viendo en la televisión algo que te permite oír tus pensamientos (quizá Gran Hermano o Sálvame), reflexionando en lo último que te ha dicho el chico o la chica que te gusta. No sabes muy bien por qué lo ha dicho, y desconoces la intención del mensaje. Eso es lo que te está preocupando en ese momento, y de repente, otro pensamiento entra sin llamar. Los pensamientos pueden llegar a ser muy maleducados.
Como decía, junto a la frase del chico o la chica que te gusta, está tu futuro profesional. La verdad es que no se llevan nada bien, discuten un poco, pero al final el pensamiento "futuro profesional" se impone, al menos momentáneamente. El pensamiento "la frase del chico o la chica que me gusta" ha huído por la ventana. Ahora mismo no sabes qué hacer, dudas de tus capacidades, no sabes si elegiste bien estudiando la carrera que estudiaste, te reconcome la idea del trabajo perfecto, te arrepientes de no haber insistido más en el último para que te renovaran, sabes que no quieres volver al mismo trabajo de siempre que no te lleva a ninguna parte... y la última decisión que tomaste, ¿es de verdad la que querías y la acertada?
El pensamiento "la frase del chico o la chica que te gusta" se asoma tímidamente por la ventana, pero otro abre la puerta. ¡Oh! si es el pensamiento "ayer me enfadé con mi mejor amigo o amiga y tengo que llamar por teléfono"... ahora estás pensando en esa conversación que vas a tener... qué le dirás, cómo lo dirás, qué le contestarás y cómo... el pensamiento "futuro profesional" se está enfadando... insiste. El pensamiento "ayer me enfadé con mi mejor amigo o amiga y tengo que llamar por teléfono" no pelea, se sienta, esperando quizá. Se oye otro ruido...
Entra en escena el pensamiento "¿por qué hice eso anoche?"... el pensamiento "la frase del chico o la chica que me gusta" ha saltado por la ventana... parece que no acepta al pensamiento "¿por qué hice eso anoche?", se miran... si las miradas matasen... En cambio, parece llevarse muy bien con el pensamiento "ayer me enfadé con mi mejor amigo o amiga y tengo que llamar por teléfono"... ¿por qué?... creo que quiero a mi mejor amigo o amiga, él o ella algo me dijeron ayer que me hizo hacer una locura de la que ahora me arrepiento... el pensamiento "futuro profesional" está llorando en una esquina... está solo... y sabe que abandonado... le costará volver a ser el protagonista, aunque no se va... sabe que tiene un papel importante en esa cabecita llena de trivialidades...
Creo, no lo sé seguro, que es una ley de Murphy. Cuando tienes algún quebradero de cabeza por algo que en tu vida cotidiana consideras muy importante, llega alguna cosilla más para hacerle compañía a tus pensamientos. No es suficiente con que tengas que reflexionar sobre una cosa, es propio de la naturaleza humana tener varias cosas en la cabeza... no lo podemos hacer fácil.
Estás en tu casa, tranquilamente, sentado en el sofá del salón, viendo en la televisión algo que te permite oír tus pensamientos (quizá Gran Hermano o Sálvame), reflexionando en lo último que te ha dicho el chico o la chica que te gusta. No sabes muy bien por qué lo ha dicho, y desconoces la intención del mensaje. Eso es lo que te está preocupando en ese momento, y de repente, otro pensamiento entra sin llamar. Los pensamientos pueden llegar a ser muy maleducados.
Como decía, junto a la frase del chico o la chica que te gusta, está tu futuro profesional. La verdad es que no se llevan nada bien, discuten un poco, pero al final el pensamiento "futuro profesional" se impone, al menos momentáneamente. El pensamiento "la frase del chico o la chica que me gusta" ha huído por la ventana. Ahora mismo no sabes qué hacer, dudas de tus capacidades, no sabes si elegiste bien estudiando la carrera que estudiaste, te reconcome la idea del trabajo perfecto, te arrepientes de no haber insistido más en el último para que te renovaran, sabes que no quieres volver al mismo trabajo de siempre que no te lleva a ninguna parte... y la última decisión que tomaste, ¿es de verdad la que querías y la acertada?
El pensamiento "la frase del chico o la chica que te gusta" se asoma tímidamente por la ventana, pero otro abre la puerta. ¡Oh! si es el pensamiento "ayer me enfadé con mi mejor amigo o amiga y tengo que llamar por teléfono"... ahora estás pensando en esa conversación que vas a tener... qué le dirás, cómo lo dirás, qué le contestarás y cómo... el pensamiento "futuro profesional" se está enfadando... insiste. El pensamiento "ayer me enfadé con mi mejor amigo o amiga y tengo que llamar por teléfono" no pelea, se sienta, esperando quizá. Se oye otro ruido...
Entra en escena el pensamiento "¿por qué hice eso anoche?"... el pensamiento "la frase del chico o la chica que me gusta" ha saltado por la ventana... parece que no acepta al pensamiento "¿por qué hice eso anoche?", se miran... si las miradas matasen... En cambio, parece llevarse muy bien con el pensamiento "ayer me enfadé con mi mejor amigo o amiga y tengo que llamar por teléfono"... ¿por qué?... creo que quiero a mi mejor amigo o amiga, él o ella algo me dijeron ayer que me hizo hacer una locura de la que ahora me arrepiento... el pensamiento "futuro profesional" está llorando en una esquina... está solo... y sabe que abandonado... le costará volver a ser el protagonista, aunque no se va... sabe que tiene un papel importante en esa cabecita llena de trivialidades...
viernes, 25 de junio de 2010
... y unas pinceladas de presunta prosa poética (I)
Me acuesto pensando en ti, protagonizas el primer pensamiento de mis mañanas, es así como me doy cuenta de que te sueño, de noche y de día.
jueves, 24 de junio de 2010
La poesía es para disfrutarla... (I)
COMETÍ EL ERROR
Cometí el error de dejarte,
me dejé llevar por mis impulsos,
impusiste tus criterios,
cristalizando mis esperanzas
y esperé lo inesperado.
Cometí el error de marcharme
marcando las distancias que
disimulan mis deseos
y desean tus anhelos.
Cometí el error de abandonarte,
abandonaste mis recuerdos,
recorrí tus misterios.
Cometí el error
de esperarte.
Cometí el error de dejarte,
me dejé llevar por mis impulsos,
impusiste tus criterios,
cristalizando mis esperanzas
y esperé lo inesperado.
Cometí el error de marcharme
marcando las distancias que
disimulan mis deseos
y desean tus anhelos.
Cometí el error de abandonarte,
abandonaste mis recuerdos,
recorrí tus misterios.
Cometí el error
de esperarte.
miércoles, 9 de junio de 2010
Escribo lo que pienso
En mi época de estudiante, y ahora que he vuelto a la misma, reconozco estudiar escribiendo. Muchos no lo entienden, o es que simplemente su manera de estudiar es otra (el subrayado es una bonita manera de perder el tiempo, y muchos, muchas veces, pensamos que nos ayuda a estudiar, lo que nos ayuda es el colorido, quizá, pero entonces pintemos algo bonito sobre los apuntes). Como decía, la manera de estudiar de cada uno creo que tiene que ver con cómo es cada uno. A saber: a mí me gusta estudiar escribiendo porque escribir es algo que me gusta y a veces me relaja y me hace recordar mejor que los colores.
Cuando yo estudié mi carrera, cogía los apuntes en clase y eso me ayudaba a recordar cuando después los estudiaba (hablo, por supuesto de aquellas asignaturas a las que iba a clase... con las demás tenía un poco más de problemas...). Con algunos profesores, y algunas materias en concreto, los apuntes que yo tomaba en clase eran notas, o directamente lo que oía, pero sin prestar la más mínima atención, preocupado sólo por pillar todo lo que se decía desde la pizarra. Después, con un poco de tiempo hacía algo que hacemos muchos estudiantes, los "pasaba a limpio". No sé si de verdad me servía, o realmente me quería engañar (como con el subrayado), pero creo que me ayudaba a estudiar. Recuerda, sin más, las veces que me he intentado hacer una chuleta para algún examen en el instituto, que al final, por vergüenza, por miedo o porque me la había aprendido de memoria, no llegaba a utilizar.
Pero no quería hablar de las maneras de estudiar. Lo que quería comentar es esto mismo que yo estoy haciendo ahora. Muchas veces lo que tenemos en la cabeza es un batiburrillo de anécdotas, pensamientos, recuerdos, necesidad... un montón de cosas. En ocasiones nos sirve poner en orden todo lo que tenemos ahí metido. Personalmente, una de las formas que me ayuda a poner en orden muchas de esas cosas que tengo en la cabeza, es escribiéndolas. Es cierto eso que se dice en muchas películas, es bueno hacer una lista de cosas (aunque en las películas, al final, esa lista servía para alargar el argumento o para solucionar el problema presente en el argumento durante toda la película).
Como digo, escribir lo que pensamos o lo que necesitamos decir puede ayudarnos. Ayer hablaba yo de los momentos bajos, ¿es posible superarlos escribiendo todo lo que nos reconcome?, bueno, nunca lo he puesto en práctica en ese sentido. A lo que me refiero es a algún caso en concreto, una circunstancia muy especial que lleva un tiempo rondando por nuestra cabeza y cuando encontramos el momento oportuno, conseguimos soltarla.
Ahora mismo lo hago, no sigo ningún guión, ni siquiera cuando he entrado aquí sabía de qué iba a escribir. Lo único que hago es recorrer todos mis pensamientos, y poco a poco plasmarlos en este blog. Quizá no sea muy profesional, pero eso es precisamente lo que no soy, profesional de la escritura. Me gusta escribir, me gusta leer, me gusta pensar, pero eso no significa que pueda dedicarme a ello profesionalmente (aunque no lo descartaría), pero si quisiera serlo, me lo plantearía de otra manera, ¿no?
Además, como dije en mi primer comentario, me paseé un poco por algunos blogs, curioseé por las palabras de otros, y me di cuenta de que cualquiera escribe sobre lo que quiere y lo que le da la gana. Eso hago yo, y me importa bastante poco que lo lea alguien (de hecho creo que hasta ahora nadie lo ha leído), pero a mí al menos me sirve para ocupar un poquito mi tiempo y evadirme de mis verdaderos problemas (que tampoco son muchos).
martes, 8 de junio de 2010
Algunos momentos bajos
A todos nos pasa. Creo que no tiene nada que ver con nuestro propio humor, o quizá sí, pero lo que tengo claro es que llegan sin avisar, y muchas veces nos es difícil encontrar la verdadera razón por la que nos atormentan. No creo que podamos encontrar una explicación a esos momentos de bajonazo que a veces nos atacan.
Como antes decía, quizá sí tenga que ver con nuestro propio humor. Por mí, y por muchos de mis amigos, esos momentos son más visibles en la gente que tiene mejor humor, que está feliz más veces que triste. Es, probablemente, porque a las personas que están más veces triste se les nota menos uno de estos momentos, porque viven casi en el noventa por ciento en un constante bajonazo.
Muchas veces he sido consciente, incluso, que a las personas que tenemos muy buen humor, se nos toma poco en serio. Tenemos el mismo derecho a "disfrutar" de esos momentos. Llegan, como digo, sin explicación. Y nos llegan a todos. Sin ir más lejos, hace poco atravesé uno. Le di muchas vueltas, y creí encontrarle una explicación, porque me había pasado más o menos lo mismo en parecidas circunstancias. Pero después de un tiempo me di cuenta de que estaba durando más de lo habitual, así que lo pensé más detenidamente. Después de ese tiempo de reflexión, creí encontrar la razón (de nuevo)... lo superé por eso mismo, el motivo en sí mismo me asustaba más que el estar atravesando uno de esos momentos.
Igual que llegan se van. Hace bastante tiempo, una amiga mía vino de pasar un fin de semana en casa de sus padres con uno de estos, no supo explicarnos por qué, obviamente. Tiempo después, un día en la biblioteca, se le pasó, sin más, después de estar todo el día con nosotros con la misma cara amargada, pero en mitad de la tarde escuchó una tontería y sonrió, y se rió.
Así son. Llegan y se van a su antojo. En unas ocasiones nos puede ayudar pensarlo en la soledad de nuestros pensamientos, otras veces puede ayudarnos el hecho de socializar, de hacer vida normal, en otros momentos lo mejor es no pensarlo (ni en soledad ni acompañado), intentar ocupar la mente con lo que hacemos habitualmente. A veces nos ayuda hablarlo con alguien, a veces lo que menos nos apetece es que otra persona escuche lo que nos pasa, sobre todo si no somos capaces de explicárnoslo a nosotros mismos. Incluso podemos verlo como algo ridículo.
Lo que sí sé es que, para el que lo sufre, es algo importante. Que alguien nos hable y nos diga que no tiene importancia, que ya se nos pasará, no hace sino empeorar la situación, alargar nuestra pequeña agonía, sumirnos un poco más, si cabe, en nuestra insignificante depresión. Sería, desde mi humilde opinión, un buen tema a tratar por psicólogos y psiquiatras. ¿Tiene que ver con nuestro estado mental? ¿tiene que ver con las circunstancias que nos rodean? ¿tiene que ver con algún momento en concreto que vivimos con anterioridad? ¿tiene que ver con alguien que hace algo que nos gusta o nos molesta?... tengo la certeza de que el único culpable de esto es la propia persona que lo sufre, y el que lo supere o no sí que tiene que ver con las circunstancias del momento de sufrimiento.
No sé si por aburrimiento, por envidia, por disfrutar mucho de algún momento, por estar con alguien que nos aporta mucho, por despedirnos de ese alguien, por despedirnos de una buena temporada en algún sitio en el que lo hemos pasado muy bien con gente que queremos, por acordarnos de cualquier tiempo pasado, por recordar buenos momentos, por echar de menos los buenos momentos... cosas que, a menudo, lo que deberían provocarnos es, creo, atravesar algunos momentos altos.
lunes, 7 de junio de 2010
Culpable de todo: la resaca
¿Quién no se ha levantado un sábado y ha dicho: "no vuelvo a beber"? debe ser que tenemos poca palabra, porque por la propia experiencia puedo decir que esa es una de las mayores mentiras que he dicho y diré en mi vida. La desagradable sensación de resaca me dura sólo el día siguiente, y a veces sólo la mañana (con una pequeña parte de la tarde), porque a veces la misma noche vuelvo a salir.
¿No dicen que como mejor se pasa la resaca es bebiendo más? bueno, a veces es cierto. Otras veces lo único que se consigue es una mayor resaca el domingo, y además gastar más dinero. En cuanto al tema, se me ocurren muchas cosas que decir, y todas las anécdotas relacionadas con la fiesta y la resaca están rodeadas de diferentes circunstancias.
A medida que crecemos, nuestras resacas son peores, las sufrimos de maneras diferentes. Con menos años somos capaces de salir de fiesta tres días seguidos y olvidarnos de la resaca a la hora de desayunar. Con más años, nuestras resacas duran más tiempo, y nos autoconvencemos de que no podemos salir más de un día seguido. No es cierto. El caso es proponérselo a uno mismo. Mi experiencia me dice que si me propongo estar todo un fin de semana de fiesta, puedo hacerlo (a base de ibuprofenos y medicamentos varios), incluso he podido aguantar hasta una semana completa. Eso por un lado.
Por otro, cuando salimos somos conscientes de que al día siguiente vamos a tener resaca, por esa misma razón casi hasta la buscamos más. Si vamos por la calle, sin rumbo fijo, al primer bar que nos encontremos, y se nos cruza el relaciones de turno, ofreciéndonos dos copas por el precio de uno, o un chupito con la copa, o copas a 4 euros... muchos somos los que "caemos" en el engaño, y pensamos: "total, alcohol malo voy a beber de todas formas, así que... por lo menos, que sea barato".
Y estando de fiesta, sin aguantar de pie si no es apoyándonos en una pared, en la puerta del baño, esperando, con un brazo en la barra o en una mesa... y seguimos bebiendo. Conocemos nuestro límite (al menos yo el mío sí), y parece que queremos llegar a él, incluso superarlo un poquito, ponernos a prueba a nosotros mismos, y lo pensamos, con la última copa, en un momento de lucidez: "¡Qué resaca voy a tener mañana!", a veces hasta se adelanta, y al final de la noche (o principio de la mañana) ya tenemos un ligero dolor de cabeza, provocado no sólo por el humo y la música de los lugares en los que hemos estado, sino por todo el alcohol que hemos metido para el cuerpo.
Nos extrañamos encima de que al día siguiente estamos todo el día de la cama al sofá, del sofá a la nevera (para los que no tienen una resaca estomacal, que no es mi caso), de la nevera otra vez al sofá... perdiendo un tiempo maravilloso en poder hacer algo provechoso con nuestras vidas. ¿Y las resacas en días de trabajo? hablo con conocimiento de causa cuando digo que trabajar con resaca es lo peor que he hecho en toda mi vida.
Hace tiempo me uní a un grupo de Facebook que se llamaba "No necesito divertirme para beber" (o algo así). Me hizo dudar, si realmente somos alcohólicos sociales, o es verdad que necesitamos beber para divertirnos. Mucho antes mis amigos y yo habíamos hablado del tema, nuestra conclusión fue que si salíamos de fiesta y no bebíamos, no nos divertíamos de la misma manera. El divertirse en sí mismo no tiene que ver con el beber alcohol, pero sí el salir de fiesta. Personalmente, yo no pueda salir de fiesta a base de aguas, o cocacolas. Lo siento, señores de la ley seca, no sé salir de fiesta si no es con una caña y con unas cuantas copas encima, a pesar de saber como sé que mi cuerpo sufre, pero no por la cantidad de alcohol, sino por la resaca del día siguiente.
viernes, 4 de junio de 2010
Esa extraña necesidad...
Sinceramente, tengo el perfil en Blogger desde hace tiempo, incluso alguna vez creé un blog, pero lo abandoné al poco tiempo. Hoy me he vuelto a pasar por aquí, he mirado otros blogs, he leído cosas interesantes, he leído cosas aburridas... pero lo que más me ha llamado la atención es la necesidad de muchos de contar su vida a gente desconocida (y alguna conocida)...
Puedo decir que utilizo Facebook desde hace más tiempo, y es verdad que mis "amigos" de FB, son conocidos, amigos del colegio, del instituto, de la universidad, del trabajo... por alguna razón son amigos, y a ellos muchas veces les cuento (poseído por una extraña necesidad) lo que hago a lo largo del día. En mi estatus he llegado a contar lo que cenaba, a qué hora me iba de viaje, dónde iba a estar el fin de semana... llegué una vez a comentar que me invadía la necesidad de contarles todo lo que hago a lo largo del día...
La excusa es que son mis amigos, no sé si les interesará o no, pero confío en que muchos de ellos lo leerán y raramente se sorprenderán, porque, poco o mucho, me conocen, y saben cómo soy. Pero, leyendo hoy como he leído algunos blogs, me he sorprendido mucho de que algunos de los que aquí están puedan llegar a contar todas sus intimidades, sus preocupaciones, sus "comeduras de cabeza"... Lo sé, ahora mismo estoy haciendo lo mismo, me estoy exponiendo a ello, ese es el riesgo que se corre. Pero, me asalta una duda, ¿por qué el ser humano tiene la necesidad de contarlo todo?... Muchas veces me he sorprendido a mí mismo contándole mi vida a alguien desconocido, y todas esas veces lo he achacado a una herencia. Lo he visto en las "capas más altas" de mi familia, he visto cómo mis abuelos le contaban al dueño de una casa rural en la que estuvimos que eran de un pequeño pueblo de Salamanca; he visto como, en el mismo viaje, mi tía le contaba a un camarero que su madre quería carne guisada porque es más fácil de masticar con la dentadura postiza...
Con esos momentos me enfrento a una gran cantidad de sentimientos encontrados. Por una parte, ternura, por otra, cariño hacia mi familia, y por otra, un poco también, vergüenza. Aquí, en el medio en el que me encuentro ahora, internet, todo parece diferente. Nos escudamos, quizá, en la pantalla de nuestro ordenador, en la soledad de nuestra habitación, y en el poder de la imaginación. Digamos lo que digamos, poco nos podemos fiar, dudamos siempre de si es verdad o mentira lo que estamos viendo... pero eso, ahora es harina de otro costal...
Lo único que ahora puede decir, es que tengo que dejar de escribir, porque es hora de comer, y a ello mismo voy... Hoy toca pollo con arroz y salsa de soja... para quien le interese.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)