martes, 29 de enero de 2013

Consuelo de muchos, mal de tontos

La excusa de la crisis nos lleva a aceptar demasiadas mierdas. Uno se harta de escuchar tanto consejo para resignarnos ante tanta injusticia que nos rodea, que vemos en la televisión, que incluso sufrimos en nuestras propias carnes, y si no es así, conocemos a gente que la sufre y la padece. Díganme ustedes, ¿hay dicho más estúpido que el de "mal de muchos, consuelo de tontos"?

Ciertamente, los españoles somos muy tontos. Nos lo han hecho creer en más de una ocasión, y al final, como somos así de tontos, nos hemos resignado a aceptarlo casi sin rechistar. Que uno intenta quejarse de cualquier cosa y al final es callado de la manera más tonta: "pero, no nos podemos quejar en los tiempos que corren y estando las cosas como están". ¡Basta ya de tonterías, por favor!

Cada uno es libre de quejarse de lo que le dé la gana. ¿Tan tonto se cree uno mismo como para sentirse intimidado ante ciertos chantajes emocionales? Aprendí hace tiempo a rechazar esos chantajes emocionales tan dañinos (emocionalmente, psíquicamente e, incluso, socialmente), o aceptarlo únicamente de quien tiene autoridad moral suficiente como para poder hacerlo. Y cuando digo "autoridad moral suficiente", sí, sin duda me refiero a los pocos que son capaces con predicar con el ejemplo.

¡Estamos de coña! ¿Verdad? Sólo hay que poner un rato la televisión (o la radio, o leer el periódico, o mirar en internet... no importa cómo se informen) para conseguir alcanzar un grado de cabreo tan alto que le dan a uno ganas de gritar que vive en uno de los países más vergonzosos que existen sobre la faz de la tierra. Basta con dos minutos de información para ser conscientes de los errores que algunos cometieron y de los que ahora, a los cuatro vientos o en la intimidad de sus hogares, se arrepienten.

Que no, señores, que el arrepentimiento a veces no es suficiente, tampoco lo es quedarse en casa de manos cruzadas, y tampoco, como ya nos ha dejado claro este gobierno (que hasta es difícil definir utilizando la ironía... sólo me vienen a la cabeza calificativos muy despectivos y bastante ofensivos), de nada sirve quejarnos. Pero, ¿de verdad la salida es la resignación? ¿Por qué sólo se me ocurren calificativos negativos para el gobierno?

Que sí, demasiadas preguntas, y muchas que pretenden ser calladas. Pero no las mías que ahora expongo... Que no... Que en eso nos hemos convertido. En un país de tontos resignados que agachan la cabeza y se consuelan pensando que no son los únicos que están sufriendo con las injusticias que asolan la sociedad española del momento. Para esto hemos quedado. Para aceptar la resignación que nos viene impuesta por gente que no sabe, no quiere y no pretende predicar con el ejemplo. De verdad, si es mal de muchos, que sea mal de muchos de verdad.

- Mal de muchos, consuelo de tontos.
- Es la herencia que nos han dejado.
- Todos tenemos que apretarnos el cinturón, todos tenemos que hacer esfuerzos.
- Pero tal y como están las cosas, no nos podemos quejar.
- No nos quejaremos muy alto.
- Es lo único que hay, tendré que acostumbrarme.
- Bueno, ¿y de qué nos sirve quejarnos?

viernes, 25 de enero de 2013

Teoría de los "asíes" (III): el "medaigualismo"



El medaigualismo comprende tres pilares básicos: el individuo como tal, el individuo en sociedad y el individuo que busca mejorar en los dos ámbitos anteriores. Esta filosofía no busca otra cosa que el bienestar personal (en el ámbito privado o interno y en el ámbito social o público). Lo que a continuación les detallo es una lista de 10 “yoes” que han de darse para llevarla bien a cabo y alcanzar con éxito los objetivos de la misma. Estos 10 “yoes” forman prácticamente un decálogo de buen uso del “medaigualismo” y, al mismo tiempo, un intento de explicación de la filosofía en cuestión. Lean atentamente, quizá ya la están llevando a cabo.

A.     El individuo como tal:
  1. Yo privado. La filosofía del medaigualismo es una filosofía principalmente egocéntrica. Todo gira en torno al EGO, principal “yo”, lo importante es el “yo”. Esencial es además que no se haga una ostentación del mismo, por esa razón ha de primar en el desarrollo de la misma una buena dosis de humildad. No consiste únicamente en decir a todo “me da igual” mostrando que lo que realmente importa es lo que uno piensa, siente o quiere en ese momento. 
  2. Yo emocional. El carácter del ser humano está formado por una compleja cadena de sentimientos y emociones que, en determinadas ocasiones, necesitan mostrarse, y otras, por el contrario, se ven obligadas a permanecer en privado. Este “yo”, en esta determinada filosofía, ha de ser un “yo privado”, al menos ha de intentarlo. Para evitar la vulnerabilidad del individuo como tal ante los demás hemos de evitar mostrar el mayor número de sentimientos y emociones. El “yo emocional” busca evitar la decepción propia.
  3. Yo relativizador. Igual que seremos capaces de controlar nuestras emociones (y la muestra de las mismas), hemos de intentar relativizar uno de esos sentimientos menos vulnerables, pero sí más dañinos: la preocupación. La máxima de este “yo” es simple: nada importa tanto como para quitarnos el sueño, como para dedicarle horas y horas de nuestro tiempo dándole vueltas. Está demostrado, además, que pensar incesantemente en algo no soluciona nada y no lleva a ningún lado.
  4. Yo defensor del yo (debe estar presente la necesidad de protegernos de la decepción). Estos primeros “yoes” forman parte del “yo central” (todo gira en torno al EGO, que tiene unas emociones y que las relativiza), de ese egocentrismo que se menciona en el número uno. Estos tres “yoes” están protegidos, a su vez, por uno imprescindible. El defensor del “yo” tiene que estar presente en todos los ámbitos en los que desarrollemos el resto, esto significa que debemos evitar que nuestras parcelas privadas, emocionales y relativizadoras bajen la guardia ante todos los demás “yoes”.

B.     El individuo en sociedad:
  1. Yo empático. Este es un “yo” público. El ser humano vive en sociedad (comunidades más grandes o más pequeñas). El medaigualismo no persigue la soledad, sino todo lo contrario, persigue mejorar las relaciones sociales. Es cierto que predomina el egocentrismo, pero sin olvidar que no estamos solos. Así que nuestro “yo” central tiene que mostrar, de una manera humilde y controlada (en la medida de lo posible), empatía por sus iguales y respeto por los demás “asíes” con los que socializa. El “yo empático”, poniéndose en el lugar del otro, busca evitar la decepción ajena.
  2. Yo defensor del otro (debe estar presente la obligación de proteger a los demás de decepciones por nuestra causa, cuidar el “yo emocional” de los demás). Si establecemos como máxima la consecución de mejorar nuestras relaciones sociales, el “yo empático” (un “yo” que tiene emociones para con los demás) necesita estar protegido de la misma manera que protegemos el “yo privado”. En los momentos de socialización, este “yo” estará alerta ante cualquier imprevisto y trabajará a la par con el defensor del “yo”. ¿Qué significa esto? Todos los hombres somos libres, como tales seres libres pertenecen a nuestro ámbito privado y público una serie de libertades que deber ser protegidas en cualquier momento (en soledad o en sociedad, es aquí, además donde se muestra un poco el “hago lo que me da la gana” con el “yo empático"), pero sin olvidar una máxima importante: la libertad del individuo termina donde comienza la de otro.

C.     El individuo que busca mejorar:
  1. Yo cambiante. En esta filosofía, el individuo tiene que ser muy buen observador, tanto a sí mismo y sus reacciones en soledad ante ciertos estímulos, como a la comunidad en la que se desenvuelve y sus reacciones ante los “asíes” que le rodean. Por esa misma razón, podríamos dividir el “yo cambiante” en dos tipos: 
    • Yo cambiante interno. Este “yo” es íntimo. Se preocupará de buscar cambios importantes en el carácter y en la forma de ser de uno mismo. Por esa misma razón se desenvuelve en la parcela íntima del ser humano y, precisamente, para evitar la decepción (con ayuda del “yo relativizador”) ante un posible fracaso, los objetivos de este “yo cambiante” deben ser secretos. 
    • Yo cambiante externo. Este es un “yo” visible y público. No sólo porque es el “yo cambiante” preocupado por las mejoras sociales ante los demás individuos de la comunidad en la que se desenvuelve, sino porque, además, como ayuda de dicha mejora o cambio, es positivo hacer público los objetivos que se pretender alcanzar, que, casi de manera generalizada, son más insignificantes desde el punto de vista del individuo como tal, aunque, quizá, más importantes en el desarrollo del individuo en sociedad.
  1. Yo kármico. Taxativamente: ninguno de los “yoes” que forman parte de nuestro “así” (tanto privados como públicos) deberán olvidar que todas las acciones (tanto las aceptadas como las rechazadas por el medaigualismo), tienen unas consecuencias. Pero, paradójicamente, y con ayuda del defensor de nuestros “yoes” y, al mismo tiempo, una presencia importante del “yo relativizador”, intentaremos evitar pensar en dichas consecuencias. La máxima: todo lo que hacemos conlleva unas consecuencias, no tenemos que olvidarnos, pero no debemos preocuparnos por ellas antes de tiempo.
  2. Yo optipesimista. Seremos conscientes, desde el principio de la puesta en práctica de esta filosofía, que esperamos un fin con la misma. Seremos conscientes de que los objetivos y las metas que nos marquemos llegarán, antes o después, bien o mal, pero llegarán. El “optipesimismo” (no esperar nada, que las cosas lleguen como y cuando tengan que llegar) persigue dos cosas: 
    • Evitar el optimismo para evitar la ilusión y así evitar la posible decepción ante un posible fracaso (ámbito íntimo, aunque puede ser privado y público) 
    • Evitar el pesimismo para evitar contaminar al resto de individuos con un exceso de victimismo y de humildad (ámbito social, generalmente público)
  1. Yo proporcional. Nada en exceso es positivo (ni negativo), por esa misma razón es importante en esta filosofía buscar un equilibrio lo más cercano a la perfección entre los diferentes “yoes” que forman nuestro propio “así”. La teoría de los “asíes” es posible resumirla así: todos somos como somos aceptados por nosotros mismos y por los que nos rodean porque aceptamos que cada individuo está formado por una serie de “yoes”, unos visibles (los que nos ayudan en las comunidades en las que vivimos y con las relaciones sociales con los demás, es decir, los públicos o externos) y otros invisibles (que forman parte de nuestro fuero más interno y que nos ayudan a superar las diferentes etapas de nuestro desarrollo y nuestra vida pero de manera íntima). Es evidente que podemos mostrar más unos “yoes” que otros en determinados ámbitos y situaciones, así el “yo proporcional” nos ayudará (con más o menos éxito, y para evitar la preocupación por eso mismo debería estar presente el “yo emocional”) a buscar un equilibrio que facilitará nuestro desarrollo (y nuestras mejoras cuando buscamos los cambios) y nuestras relaciones sociales.
No me queda nada más que decirles. Me gustaría añadir, como conclusión, que el medaigualismo es una filosofía nacida de diferentes experiencias, propias y ajenas, vividas y escuchadas, que, aunque explicado de la manera en que lo está en el primer párrafo, no busca otra cosa que la felicidad, propia y ajena. Así que, como todos nos lo merecemos, como quieran, cuando quieran, donde quieran, porque quieran, cuanto quieran… ¡SEAN FELICES!

... y unas pinceladas de presunta prosa poética (VIII)



¡Aprovéchate! Hazme decir todo lo que quieras oír… hazme reír… hazme llorar… pero, por favor, no me hagas olvidarte… Hazme sentir, hazme sentir lo que sientes, hazme sentir que me necesitas, hazme sentir que realmente te necesito y quiero estar contigo... hazme sentir... hazme sentir que te quiero, hazme sentir que me quieres.

La poesía es para disfrutarla... (VIII)



TE ESPERO

Desesperé esperando,
olvidé recordando,
perdí buscando.

Lejos te acerqué,
amor te odié,
sueño te desperté.

Y desesperando
te espero,
olvidando
te recuerdo,
perdiendo
te busco.

Porque espero amarte,
espero odiarte,
porque espero despertarme,
espero soñarte…
porque espero,
espero…
y te espero.

martes, 22 de enero de 2013

Dixites valencianos (1 noviembre 2011)

Store, Nestór… (Candela)

-         Candela, apaga la luz. (Nacho)
-         Ya está. (Candela)
-         ¡Que ya están secas! ¡Que ya están secas! (Candela y Néstor)
-         ¿Que ya están secas? (Nacho)
-         ¡Ay! ¡que lo hemos perdido! ¡que se me ha quedado tonto! (Candela)

¡QUE LO SAQUE! ¡QUE LO SAQUE! (Candela)

¿Este es mi café? (Candela)

¡Ay! ¡No puede ser! ¿quieres medio plátano? (Candela)

Holamente… tirados en el sofá… (Candela)

- Uuuuuuuuuuhhh... menos cuarto! Chicos, yo me voy al sobre! (Candela)

Coge mi "nouT buK" (Candela)

¡Ay! ¡Nacho! ¿Por qué tardas tan poco? (Candela)

¿Dirías que tu pesto es mejor que el resto…? (Néstor)

-         Bueno… yo me voy a la cama. (Néstor)
-         Pues yo me voy a tomar otra copa… Y TÚ OTRA… (Candela)
-         …
-         ¿Qué tal te has levantado? (Néstor)
-         ¡¡¡Aaaay!!! Me sobró la última copa. (Candela)
¡Polseu! (Marina y Néstor)

¿Me has escupido? (Candela)

¿¡Pero quién eres tú!? ¡Tú a Boston y yo a Valencia! (Candela)

-         ¿Nos pones otra ronda? (Marina)
-         Es que vamos a cerrar. (La Flaca)
-         …
-         Bueno, ¿nos las puedes poner y luego nos das unos vasos de plástico? (Marina)
-         ¡Ah no! Podéis llevaros las copas. (La Flaca)
-         Marina, sujétame la copa. (Néstor)
-         Pero… ¿¡CÓMO!? (Marina)

-         Dos de chorizo y dos de estas. (Néstor)
-         Dos de chori… (Candela)
-         Dos de chorizo y dos de estas. (Néstor)
-         ¿De esta? (pizzero turco)
-         Dos de chori… (Candela)
-         Dos de chorizo y dos de estas. (Néstor)
-         ¿Las dos? (pizzero turco)
-         No quedan más. (Candela)
¡Qué va! (Candela, Marina, Néstor...)

-         Marina, me he tirado un eructo. (Néstor)
-         ¿¡Para qué!? (Marina)
De patitas en la casa. (Candela)

Mientras me depilas te ducho. (Néstor)

Es de las personas que están mucho tiempo hablando muy rato. (Marina)

Para mí ahora es nochevieja. (Nacho)

Encima además hasta incluso. (Néstor)

Hace un calor que trina. (Candela)

Mira, con esta falda parece que tengo pito... cuchi cuchi cuchi... ¡Uy! tengo que llamar a Nacho. (Candela)

Me sobró la última galleta. (Candela)

Dirías que mi pisto es mejor que el risto… (Néstor)

Se te ha ido la pinza. (Néstor)

¡A cuatro gatas! (Candela)

Cuidado a los que se vayan de vacaciones… que os podéis romper el coxis… (Marina)

¿¡Se llama Yolanda el muchacho cubano!? (Marina)

¡Cómo me gusta el cuerpo de baile! (Diana)

-         Porronet será una marca valenciana… (Diana)
-         ¿Qué es “porronet”? (Marina)
-         Pues… Porronet… (Diana y Néstor)

¡De charleta! (Diana)

¿Pero aquí tenéis Valenbisi? (Diana)

El ámbar en Valencia dura muy poco. (Nacho)

¡Qué paso de peatones más bonito! (Néstor)

¡Ah no! Que luego la Virgen es peatonal. (Néstor)

Te lo conté como información nueva… te lo conté en indicativo… (Candela)

La que con verge se atreve, por guapa se tiene. (Diana)

A las tres campanas… y a las tres y cinco, petardos. (Néstor)

No quedan tintos de verano
para pedirte alcohol
para borrar del pasado
las copas que te hice yo… (Marina y Néstor)
Esto es una broma oculta. (Diana)

Son chinos… pero chinos chinos japoneses… (Diana)

- ¡Qué techos más bajos tiene este parking! aquí un coche alto no cabe.
- Pues yo he visto un todoterreno ahí aparcado... Ese ya no sale...
- ¡Ah! no habérselo comprado (Diana)

-         Estamos como las cabras de Machín. (Marina)
-         Sí… claro… es que era pastor. (Candela)

-         ¿Qué has dicho antes?
-         … … … que no sé qué poner en mi estado. (Néstor)
-         No, antes… (Marina)
-         Nada. (Néstor)
Y además, este niño que termina de colegio. (Marina)

-         En el grupo que compartimos Sonia y yo. (Marina)
-         Igual en el grupo que compartimos Sonia y yo… no te estoy copiando la frase, es que es así. (Néstor)
Estos dos están viviendo a base de tu costa. (Nacho)

Razón de peso pa’ ir a pesar. (Nacho)

Y al final, hasta que no le traducí la frase… ¡AY, LE TRADUCÍ!... me tiro por el balcón. (Candela)

¿Por qué se llaman naves? (Marina)

¡QUE NO T’OIGO! (Marina)

¿A ti te gustan los huevos grandes? (Néstor)

Cada vez te hago más bonitas las tortillas. (Marina)

-         ¿Y este grupo? Que hace examen la proxi… (Marina)
-         ¡NUBES! (Néstor)
-         Me duele el culo, Marina. (Néstor)
-         No, yo no, yo tengo el culo estupendamente cómodo aquí. (Marina)

-         El valenciano es súper fácil, todo acaba en –et.
-         ¿”Internet” es una palabra valenciana? (Ana)
Pero… si parezco Barragán. (Néstor)

¡Vale! Mucho bien. (Néstor)

La gitana y la china. (Néstor)

¡Hola chiqueta! ¿Estás soleta? Si te toco la teta, ¿me tocas la trompeta? (Ana)

¡Chicos! ¡Aquí tenemos un minimar! (Ado)

Cuidado que resbala. (Ana)

Ano dixit. (Néstor)

Os pido, por favor, que no digáis muchas tonterías hoy… (Ana)

Eso… natural… y quien diga que estoy posando… miente… (Ana)

El último mohicano… Nathaniel… (Ana)

¡PICHÍ! ¡PICHÍ! (Ana)

-         ¡Vaya! Lo que nos faltaba es que nos pique una avispa. (Néstor)
-         ¡Ay! Me encantaría… Cuidado que pica… (Ana)
Cuidado que moja. (Ana)

Pero si han metido toa la jijonenca aquí dentro. (Ado)

¡AY! ¡VAS Y LO LEES! (Ana)

Marina, Marisa… ¡Qué mas da! (Ana)

¡Mira! ¡Dora la exploradora! (Marina)

¡Vamos! Que no hemos pagado 24€ pa’ entrar en una tienda. (Ado)

-         Hoy tengo yo tus gases, cariño…
-         Sí, yo también estoy con unos pedos…

A mí lo que pasa es que me gustan más grandes… (Ado)

-         Hoy nos la están clavando por to los laos… (Marina)
-         ¡Uy! ¿¡Qué nos van a clavar esta noche!? (Néstor)

¡Dora! ¡Dora la exploradora! ¡DORA! ¡DORA LA EXPLORADORA! (Ado)

Y ahora me doy cuenta que tengo kleenex y te doy un tip-ex. (Ado)

¡Un momento! Que no doy abasto. (Néstor)

Lo que tiene es un vicio que no puede con él. (Ana)

-         El deshielo de los casquetes polares… (megafonía)
-         LOS CASQUETES POLARES ESTÁN ALLÍ… (Ado, Ana, Marina, Néstor)
-         Toda la vida buscando un mozo… ¡tú lo que necesitas es un buen morso! (Ana)
-         Mirad qué morso más bonito me he comprado. (Ado)

Yo creo que su opus operandi es que se cachea… se palmea así… (Ado)

Yo me quedo con la morca. (Marina)

Fuá pescadil… fuá fuá fuá fuá… (Ado)

Uno de cristal cada equis tal. (Marina)

Dos Esponja y Boba la explodaboba. (Néstor)

Néstor está réctor. (Marina)

Hernán Cortés y Montezuma… El tocado azteca de Tutankamon… (Ado)

Salgo sólo con un ojo, soy un tridente. (Ado)

Puta manía de poner virgen. (Marina)

-         Es como confundir a Cleopatra con Espinete. (Ado)
-         Espinete VII de Egipto. (Néstor)

¡Ay! Me he dormido de un ojo sólo. (Néstor)

-         Chalecito gefatense. (Marina)
-         Chaletito… ¿Cómo escribo “gefatense”? ¿Con “g” o con “j”? Lo he escribido mal. (Néstor)

Yo no invito a más cigarros… es comunario. (Ana)

-         ¿Y a esta cómo la metemos en la cama? (Ado)
-         Con un golpe en la cabeza. (Ana)

¡Ay! Qué poco me gustan las fotos en las que pasa gente… ¡Uy! ¡perdón!... pase pase… (Ado)

¿Y si dejaras de decir estupideces? (Ado)

-         ¿Cuál es el plural de “dixit”? (Ana)
-         Mmmmmmmmmm… DIXIS… (Ado)
Néstor, ¿puedes dar la vuelta a tu paquete? (Ado)

Dora la exploradora… Dora la bebedora… Dora la comedora… Dora la voladora… Dora la expendedora… Dora la registradora… Dora la fumadora… Dora la consumidora… Cada cuarto d’hora… (Ado, Ana, Marina, Néstor)
Cuidado que mea. (Ana)

La furgoneta blancá. (Néstor)

En qué sitios más raros ponen los baños estos valencianos. (Ana)

-         Acuérdate de tu salchichón. (Ado)
-         Sí, ahora lo corto. (Néstor)
¿Hay alguien desnudo en mi habitación? (Néstor)

¿El rojo es negro? (Ado)

Estos hacen el amor haciendo Amaral. (Ado)

Tú es que siempre has sido muy golfa. (Néstor)

Uns copits… saque el horno del pavo… recoja el pavo del piso… ¿dónde quedó el pavo?... psss psss psss pspsps… (Nacho, Candela, Marina, Néstor)

Brandy de huevo totote. (Nacho, Candela, Marina, Néstor)

¿¿¿¡¡¡PERO ESTÁN LOCOS!!!??? (Marina)

Cartas desde la Bretaña francesa (8 noviembre 2010)

[Como se acerca la fecha de mi viaje a Francia (hace cinco años ya) quería volver a recordar con vosotros aquellos momentos. Pero como el año pasado ya escribí una nota, este año lo que he hecho ha sido recopilar los mails comunes que os mandé en su momento. Ha sido una tarea difícil (gracias, hermana) pero aquí los tenéis tal y como os los envié. Disfrutad los que no los recibisteis y los que os acordéis de todo aquello.]

2 de noviembre de 2005: VOLANDO VOY
Hola a todos...
De todos es sabido que el trabajo no es una cosa que sobre en Salamanca. Yo soy experto en repartir currículos por todas las academias de español para extranjeros que hay en Salamanca... en muchas de ellas tendrán unos tres o cuatro currículos míos... No les da ninguna pena, porque no llaman. El caso es que en casi todas ellas piden un mínimo de experiencia, pero me río yo de los mínimos que exigen (con esos mínimos no estaríamos muchos buscando trabajo, seguiríamos trabajando... es el tiempo justo desde que nos licenciamos). A uno, que le gusta la enseñanza de español a extranjeros, esto le preocupa.
Decidí buscar entonces lectorados. Me volví medio loco con las becas y por fin han dado sus frutos. Llevo dos días muy nervioso a cuenta de ello porque hace menos de una hora acabo de aceptar una beca para irme a Francia de Auxiliar de Conversación. No sé cuando me voy, sólo sé que me voy seis meses a Rennes a dar español en un Instituto de Formación Universitaria y estoy cagao...
La verdad es que la asignación económica no es nada del otro mundo pero, según las palabras sabias de mi padre, estas cosas no se hacen por dinero, sino por experiencia personal y profesional. Espero que el poco dinero que me dan me llegue para comer, y si no me llega, pues adelgazo (que, por otra parte, no me vendría nada mal).
Bueno, cuando sepa qué día me voy os lo diré para ver si podemos despedirnos, pero tengo entendido que esto es casi inmediato, a lo mejor demasiado precipitado, pero espero poder despedirme. Si no es así, daos por despedidos con esto... y seguir escribiéndome.
Hasta pronto.

3 de noviembre de 2005: CONCRETANDO EL LUGAR
No recuerdo a quien le envié el e-mail en el que contaba que me iba de lectorado a Francia. Bueno, repetiré un poco para unos y se verán cosas nuevas. El caso es que todavía no sé cuando me iré (sé que tengo que irme pronto) pero ya sé donde me voy.
A algunos le dije que a Rennes, pues no es exactamente ahí, es por la zona. El lugar se llama Brest, es zona costera, muy importante por el puerto, se encuentra en la Bretaña Francesa (casi donde Asterix y Obelix) y es una zona muy bonita. Voy a dar clase de español en un Instituto Universitario de Formación de Profesores, así que parece ser que voy a dar clase a adultos (un paso más en mi carrera de profesor de español).
La verdad es que tengo un poco de miedo, pero estoy bastante animado, sobre todo porque ya me ha dicho un montón de gente que vendrá a visitarme, espero que sea cierto. Lo dicho, que espero poder despedirme de todos, no os preocupéis que os diré cual es el día exacto que me voy e intentaré quedar con todo aquel que pueda.
Hasta otra.

6 de noviembre de 2005: FECHAS FECHADAS (CERRADAS Y FIJADAS)
Hola a todos!!! Ya no recuerdo a quién he avisado y a quién no, porque tengo un lío bastante considerable aquí en la agenda de contactos de Hotmail. El caso es que creo que ya todos sabéis que me voy a Francia de beca de lectorado… sí, por fin, un año más tarde, todo el papeleo ha dado sus frutos.
La verdad es que llevo unos días bastante nervioso, primero por si la decisión de si me iba o no, porque es muy poco dinero, porque es muy precipitado, porque es muy tarde y ya tenía yo otros planes, porque había pedido otras becas… después, una vez que me había decidido, por tener que hablar en francés, cuando no tengo ni papa… y por último, porque ya sé la fecha y ya se acerca.
Hoy, después de muchas llamadas y mucho “je ne parle pas française très bien”… y muchos “je ne comprend pas” o como sea, he podido ponerme en contacto con la profesora francesa, que me ha dicho en un español correcto, a parte de que podíamos hablar en castellano, todos los detalles. La verdad es que ella se esperaba que ya estuviera allí, porque esperan lector desde el 15 de octubre, pero es evidente que no. Me ha dicho que por el alojamiento no hay problema, lo tienen buscado desde el 15 de octubre, un piso compartido con dos españolas y una costarriqueña (¿?)... me dijo que me fuera allí lo más pronto posible.
Llamo a Madrid, se lo digo y me dice que la fecha en que más pronto puedo irme es el 14 de noviembre… total… que me voy el 14 de noviembre. Ahora tengo que hacer un montón de papeles, y comprar los billetes y todo, y organizarme… pero bueno, todavía tengo tiempo para despedirme de todos (por lo menos de los que están en Salamanca, claro)
Para las vacaciones de navidad vuelvo el 17 de diciembre, así que el primer contacto durará un mes, que no es nada, que se nos va a hacer a todos muy corto, en lo que llego y me acomodo y todo eso… ya se sabe, en nada estoy aquí. Y me voy allí otra vez el 2 de enero, qué susto, casi me quedo sin nochevieja, pero no…
Bueno, que os seguiré informando de todos los detalles y todo lo que sea… a todos aquellos que me habéis escrito para desearme suerte y todas esas cosas… muchas gracias, que sienta muy bien leer ese tipo de cosas…
Nos vemos…
Hasta otra.

16 de noviembre de 2005: LA ODISEA DE NÉSTOR
Hola a todos!!!! que tal va todo? supongo que mejor que a mi, ya que mi viaje ha sido un poco bastante accidentado. Antes de nada, perdonadme por no escribir mucho, pero es que no sabia que los teclados franceses se diferenciasen tanto de los espagnoles, y me esta costando mucho escribir (a parte de que no tengo egne).
Bueno, pues lo dicho, supongo que algunos ya sabeis que mi viaje no ha sido normal... lo primero es que perdi el avion que me traia a Brest, tuve que esperar hasta el siguiente avion, que era a las nueve... yo solito en el aeropuerto, metido en la pecera para fumadores (es lo que tiene el aburrimiento, que uno fuma mas de la cuenta)... por fin llegué a Brest, pero no podia ir todo bien, resulta que se perdio mi maleta... pero no solo eso, sino que todavia no me ha llegado, y llevo tres dias con la misma ropa...
La casa donde vivo es una mierda, yo en mi habitacion tengo moqueta... qué asco!!! pero bueno, las chicas con las que vivo son muy majas, y ademas creemos que no tenemos que pagar nada de alquiler, ni de agua, ni de calefaccion... porque pertenece al colegio que tenemos debajo (la duegna del piso es la directora de dicho colegio...)
Ahora estoy en el centro donde voy a trabajar, es una pasada, esta muy bien... mi profesora es un encanto, me cae muy bien y me esta ayudando mucho mucho muchisimo... ahora tengo que irme a que me expliquen un programa... en francés... la verdad es que lo paso muy mal con el idioma (ya os contaré) pero cada vez lo entiendo mejor, poco a poco.
Lo dicho, que estoy muy bien, y muy contento, y que me vengais a ver... muchos besitos a todos y ya os escribiré con mas calma...

17 de noviembre de 2005: DOS MAILS EN DOS DÍAS
Hola otra vez!!! ya estoy aqui de nuevo, es que hoy venia al instituto para ver una clase, pero he llegado tarde... todavia no controlo los autobuses (es que tengo que coger dos) y no me ha dado tiempo... pero bueno, asi he calculado para la proxima vez.
Esta mañana (ya encontre la manera de poner la ñ) me he levantado con una buena noticia... por fin me ha llegado la maleta!!!! bien!!! y yo que ayer me compré ropa... pues hoy ya me he puesto ropa diferente, ya estaba cansado de verme del mismo color.
Por cierto, ayer se me olvido daros mi direccion, yo se que no vais a mandarme nada, pero por si acaso:
Néstor Alvarez Montero (assintent espagnol)
College Saint Paul Roux
40, Rue Bruxelles
29200 BREST (FRANCIA)
La verdad es que es todo bastante raro, porque mi piso pertenece al colegio que hay debajo, como creo que ya os dije... y las cosas llegan a la secretaria del colegio... menos mal que ya sabian que yo esperaba mi maleta, porque sino... donde hubiera ido a parar? por cierto, me ha llegado rota de una rueda, ahora es un maletin grande en lugar de una maleta de ruedas.
Bueno, voy a ver si busco billete para volver en enero, que se estan poniendo muy caros... besos para todos.

19 de noviembre de 2005: MI NÚMERO FRANÇAISE
Hola a todos!!! ya he leido en algunos que no os gustan los mails comunitarios, este es el ultimo, lo juro, solamante os escribo para deciros que no tendre acceso a internet hasta el martes, asi que podeis escribirme muchos mails durante el fin de semana para que luego me lleve una alegria...
Sino, podeis, si quereis, llamarme a mi numero nuevo francés: 0033632566394, aunque es un poco caro, claro... podeis mandarme mensajes a mi movil español que todos teneis y os cuesta lo mismo...
Nada mas... hasta el martes.
Pd: a ver si empiezo a mandar mensajes no comunes a todos...
Muchos besitos...

16 de diciembre de 2006: A QUE YA ECHABAIS DE MENOS UN MENSAJE COMUNITARIO??? 
Hola a todos!!! nada más os escribo para desearos una FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO!!!! y bueno, no repetiré lo típico de estos mensajes, que seguro que ya os lo han dicho unas cuantas veces...
Por aquí, por Francia, todo como siempre. La verdad es que muy bien, estoy bastante contento... pero ya dentro de nada (en unas horas) vuelvo a España, que ya tengo muchas ganas... así que ya recibiréis noticias mías para quedar y eso, y tomarnos un buen café (algo que echo bastante de menos... echar una tarde entera en una cafetería) y contarnos cositas...
Muchos besos a todos y hasta pronto.

5 de enero de 2006: À BIENTÔT!!!! 
Hola a todos, de nuevo uno de estos mensajes comunes, que ya sé que no os gustan... bueno, en realidad a mi tampoco, pero bueno os escribo porque os voy a decir a todos lo mismo.
Pues nada, que ya no queda nada para irme a Francia, me voy el sábado y voy a tener un viaje muy rollo, ya que salgo para Madrid a las 07:45 de la mañana y mi avión no sale hasta las 15:20, así que voy a tener tiempo de sobra para llegar a Barajas desde Chamartín. Bueno, pero espero no tener que mandaros un mail cuando llegue contándoos alguna de mis extrañas hazañas, ya que llego a las 17:20 a París y mi tren sale a las 19:00 y es el último tren del día... y además tarda cuatro horas y media...
Total que desde las horas que salgo de casa el sábado, hasta las horas que llego a Brest (llego a las 23:30) me pueden pasar un montón de cosas, ya os contaré cuando llegue. Bueno, aprovecho también este mail para deciros que os escribiré mails personales y esas cosas, pero necesito que me escribáis vosotros también, aunque sólo sean unas líneas para recordármelo... es que si no me escribis no sé quien de verdad quiere saber algo de lo que me pasa por aquellos lares...
Bueno, que me lio. Pues eso, que me voy ya, ya sé que le dije a muchos aquí en Salamanca que quedaríamos o que volveríamos a quedar... pues lo siento... es que al final se me echó el tiempo encima y no me he dado cuenta ni siquiera de estas tres semanas que he estado aquí... así que daos todos por despedidos hasta que vuelva (creo que no vuelvo ya hasta junio) o hasta que me vayáis a ver (estáis todos invitados, pero poneos antes en contacto conmigo, claro, o por mail, o creo que os di mi dirección y teléfono... por si acaso...
Néstor Álvarez Montero (assintant espagnol)
40, Rue de Bruxelles
29200, Brest (Francia)
Tlf.: 0033632566394)
Pues nada más, que espero que me escribáis pronto y así os contesto, que yo contesto siempre porque puedo mirar el correo todos los días... pues nada, que muchos besos y abrazos para todos y hasta la próxima.

10 de enero de 2006: NI WILLY FOG NI ULISES… HABLO DE MÍ
Hola a todos, me he atrevido a mandaros un mensaje común para explicaros mi intenso viaje... Bueno, pero quiero recordaros que esto de los mensajes comunes se va a acabar, solamente tenéis que escribirme para que os escriba un mensaje personalizado.
Pues bien... mi viaje... ufff... Ya os conté que iba a ser largo y aburrido, pues esto fue lo que pasó. Llegué a Madrid a las 10.15, cogí el autobús hasta Plaza Castilla (peleé un poco con las maletas) y después los metros hasta el aeropuerto (volví a pelear con las maletas y las escaleras automáticas. Cuando llegué al aeropuerto ni siquiera aparecía mi vuelo en las pantallas de lo pronto que era... así que esperé y cuando salió fui a facturar... mis maletas pesaban: 27 kilos la grande y 21 kilos la pequeña (que me iba a subir al avión) pero esta vez no me hicieron pagar.
El avión salió con un poco de retraso, pero no sé porqué llegamos bien a París, yo con mucha prisa, como ya sabéis, ya que tenía que coger un tren a las siete. Para mi mala suerte, resulta que la pasarela que nos unía al aeropuerto no funcionaba, así que estuvimos encerrados en el avión media hora. Salí corriendo, esperé mi maleta, que no tardó mucho, y a las 6.15 salí del aeropuerto con ideas de coger un taxi, porque en el bus no me iba a dar tiempo... entonces me dijeron que un taxi me podía costar 70€... así que decidí irme a la parada de autobus.
Cuando llegué ví un cartelito en francés y lo poco que entendí es que los autobuses estaban de huelga, pero allí había gente y a mi lado había un chico y una chica españoles... así que les pregunté. Me dijeron que efectivamente el autobus que yo quería estaba en huelga y que ellos también iban al mismo sitio que yo, así que si quería hacer lo mismo tenía que coger un bus hasta el centro de París (12€ y como tres cuartos de hora de viaje) y después el metro. Creo que ahí me hice la idea de que iba a perder el último tren del día.
Me fui con aquellos chicos tan amables... el autobusero me rompió las patas de la maleta grande (así que no se sujetaba de pie) y en el metro de París no conocen las escaleras mecánicas... así que casi me muero (y mis brazos no te cuento...) Total, que llegué a la estación de tren a las 8... una hora más tarde. Fui a comprar el billete para el siguiente tren... hasta las 9 del día siguiente no había nada... así que dejé las maletas en la consigna de oro (9,50€) y me fui a buscar un hotel (99€ la noche)... volví a por mis maletas (estuvieron en la consigna una media hora...) y me fui a dormir.
A la mañana siguiente cogí bien el tren y llegué a Brest después de cuatro horas y media en un tren de alta velocidad (ahí me he dado cuenta de que vivo a cagar de París)... Pero bueno, llegué bien, con un dolor de brazos... que no os podéis imaginar... pero bueno, ese fue mi viaje, que, como yo pensé, no podía haber sido tranquilo. Después de esto decidí que no volveré a España hasta que no sea ya para quedarme definitivamente, si puedo evitar otro viaje de vuelta mejor que mejor... lo entenderéis, verdad?
Pues nada más, ya os escribiré un mensaje personalizado. Muchos besos y abrazos a todos. Hasta otra.

17 de febrero de 2006: PROCHAIN ARRÊT… PARÍS
Hola a todos... me voy a ocupar única y exclusivamente al tema que quiero tratar... que ya aparece en el asunto.
Bueno, muchos ya sabéis que en breve me voy de viaje, sin ir más lejos, dentro de seis días escasos... ya que salgo para París la madrugrada del miércoles 22 al jueves 23, y llego allí a las 9.15, para ir a buscar a mi hermana Silvia, que llega a las 9.50 y empezar la excursión por la ciudad del amor. Al día siguiente llegan mis primos Ruth y César y continuaremos la excursión por dicha ciudad... creo, y eso espero, que nos lo vamos a pasar muy bien. Creo que hablo en nombre de todos cuando digo... QUÉ GANAS TENGO!!!!!
El caso es que voy a dejar esto un poco abandonado y no voy a contestar muchos mails hasta que regrese aquí (al trabajo, quiero decir, porque a Brest vuelvo el 1 de marzo) el día 7 de marzo. De todas formas, los que me escribís, podéis seguir haciéndolo, porque luego los leeré y contestaré a todo el mundo. Los que no me escribís, pues podéis animaros a hacerlo, y a los que no escribo yo, pues aquí tenéis noticias mías... aunque sea en un mail comunitario, pera ya hacía mucho que conste...
Todo muy bien por aquí, como siempre, con pocas novedades... aunque ahora que voy a viajar, es posible que pronto os cuente alguna de mis hazañas (aunque, preferiría que no... por favor, dónde hay madera!??? por qué el aglomerado es tan barato!!???)... Bueno, y si os cuento hazañas, que sean buenas... tampoco os voy a contar el viaje entero de París, que a lo mejor es un rollo (para nosotros no, claro).
Pues nada, que me despido hasta el día 7, deseadnos buen viaje y que lo pasemos bien. Besos y abrazos.
À bientôt!!!!

6 de marzo de 2006: UNO COMÚN, PARA VARIAR EN LAS VUELTAS A LAS NORMALIDADES
Hola a todos!!! bueno, antes de escribir un mensaje a aquellos que me han escrito después del mensaje de despedida porque me iba a París... pues os escribo uno a todos a la vez para deciros que el viaje a París fue super bueno, nos lo pasamos muy bien y nos gustó mucho la ciudad... yo, la verdad, es que quisiera repetir, de no ser por el dinero y esas cositas que tanta importancia tienen en un viaje de estas características...
Bueno, el caso, es que a pesar de las previsiones, y debido a mi suerte con los viajes ultimamente, no pasó nada raro... mentira... no pasó nada raro hasta casi el final del viaje... resulta que el día uno de marzo, mis primos y yo nos veníamos a Brest... entonces fuimos a la estación de tren, esperamos el tren y cuando sabíamos en qué vía estaba aparcado, nos dirigimos hasta nuestros asientos en el coche 19... casi a la salida de París...
El caso es que íbamos haciendo guasas por el camino, jaja, que lo perdemos, jaja, que llegamos a Brest... resulta que sólo quedaban cinco minutos para que saliera el tren. Montamos, y, para mi sorpresa, nuestro sitio estaba ocupado... Perdone, este sitio es nuestro... no, no lo creo... le enseño el billete a aquella gabacha tan amable y me sorprende diciéndome... ES QUE TIENES EL BILLETE PARA EL UNO DE FEBRERO!!!!!!!!!!!   NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!! AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!! se me cayó el mundo a los pies y me acordaba de todo el camino que habíamos hecho hasta el coche... me acosejó que buscase a un controlador para que me diese una solución... pero sólo quedaban cinco minutos...
Bueno, el controlador me dijo que iba sin billete que tenía que comprar otro... pero cómo llegaba yo a las taquillas y volvía en menos de cinco minutos???? si antes había tardado diez en hacer un sólo camino... (estoy exagerando un poco)... resulta que hay otras taquillas antes... fui... había una chica muy amable que hablaba español... se lo expliqué... me dijo que tenía que comprar otros billetes... yo le dije que no tenía dinero (en realidad sí, pero necesitaba parte del que tenía mi prima, y no me podía arriesgar a ir a buscarla y volver y otra vez lo mismo)... pero me acordé de mi tarjeta española, y así lo pagué.
Salí corriendo de nuevo, COCHE 20!!! COCHE 20!!!! nos montamos, dejamos la maleta, nos quitamos el abrigo, y el tren salió... si es que... lo que no me pase a mi... es que... como puedo ser tan empanado y no haberme dado cuenta antes...
Bueno, pero al final el viaje salió bien... nos lo pasamos tan bien que nos olvidamos de ese sustillo...
Pues nada más... algunos tendreis la suerte de ver las fotos y el video, y otros tendréis que esperar a mi llegada a Salamanca, y otros nada de eso... pues nada, lo dicho, que lo pasamos muy bien y ahora toca volver a la normalidad. Muchos besos y abrazos a todos y hasta otra.

10 de mayo de 2006: (sin asunto)
Hola a todos... bueno, os voy a escribir un mail común para que tengáis noticias mías... las últimas noticias...
Lo primero de todo, he de deciros que yo acabo de regresar de vacaciones, aquí acabamos de tener dos semanitas de vacaciones... y bueno, preferiría haber estado en España, no han estado mal... he estado una semanita en Inglaterra: tres días en Londres y cuatro días en Stoke on Trent (que es donde vive la asistente inglesa) con una visitilla de día y medio a Notingham... total, que me lo he pasado muy bien.
La segunda semana de vacaciones he estado en Brest, muriéndome del asco y mudándome... sí, oís bien... Pues es que resulta que como mis compañeras terminaban ya su beca, pues la directora del colegio donde vivíamos, que a su vez es la dueña del piso en el que estábamos... pues ha decido hacer obras en la casita... el caso es que como a mi no podían dejarme sin casa, ya que mi contrato es hasta el 15 de junio, pues mi profesora me ha buscado otra casa, en el instituto donde trabajaban mis compañeras...
Una casa... por llamarlo de alguna manera, porque es una habitación, con cocina incluída en el mismo recinto reducido, y con un baño en el que entro yo a presión, pero al final entro. El caso es que me he mudado, ya no vivo donde antes... ahora mi dirección es:
Néstor Álvarez Montero
1, rue Mozart
29200 Brest
Pero bueno, lo más importante, que he dejado para el final, es que YA TENGO BILLETE DE VUELTA A ESPAÑA!!!!!! AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!! es que tengo unas ganas de volver ya, que no veo el día, no lo veo... bueno, pues eso, que el día 17 DE JUNIO aterrizo en Madrid a las 12 de la noche...!!!! BIEN!!!!!
Pues nada, que por aquí todo como siempre, muy bien, teniendo en cuenta que el último viaje ocurrió sin ningún percance digno de contar en uno de mis mail, ya sabéis... lo único raro es que los ingleses están locos... a quién se lo ocurre conducir al revés, a veces creía que íbamos sin conductor... y las rotondas!!!??? por qué al revés!? si fueran normales no tendrían que escribir en el suelo hacia que lado hay que mirar cuando cruzas una calle...
Lo dicho, a ver cuando recibo noticias de algunos, que hay de algunos que no sé nada desde hace tiempo... y ahora voy a contestar a aquellos que me han escrito. De todas formas, muchos besos y abrazos y hasta otra.

15 de junio de 2006: PREPARADOS PARA EL DESPEGUE…
Hola a todos!!!
De verdad que hacía muchísimo que no os escribía uno de estos e-mails que tanto odian algunos... yo los prefiero antes que los de reenviar, las cadenas estúpidas y que Hotmail es de pago... pero bueno, este tipo de quejas ya aparecía en uno de esos e-mail... (hay algunos que leo, incluso).
Pues nada, que os escribo a todos para deciros que en 2 DíAS (sí, leeis bien)... sí... en 2 DÍAS estoy de vuelta en España. El sábado salgo por fin de este pueblo dejado de la mano de Dios y llego por la noche a Madrid... paso allí la noche y el domingo por la mañana llego a Salamanca (por supuesto, en el primer tren...).
No tengo que decir que tengo muchas muchas muchas muchas muchas muchas muchas muchas muchas muchas muchas... ganas de volver y de veros a todos... así que, ya puedo decir, esta vez con un significado más profundo, HASTA PRONTÍSIMO!!!!!

Asalto de recuerdos madrileños (4 octubre 2010)

[O la expresión de la mayoría de las cosas que viví en Madrid]

Aquella mañana se levantó con una extraña sensación. Como todos los días, lo primero que hizo fue prepararse su café y tomárselo en el salón con su madre, los dos en silencio, rodeados del humo de sus cigarrillos, y dando sorbos lentos a su café. Cuando terminó llevó las tazas a la cocina y después se fue a la habitación a hacer la cama. Al tirar de la sábana, se dio cuenta de que su calendario decía estar todavía en septiembre, y ya estaban en el primer fin de semana de octubre. Cambió la hoja. De repente se dio cuenta, encontró una explicación a aquel sentimiento de nostalgia, halló el porqué. Inmediatamente le invadieron infinidad de recuerdos y se permitió un tiempo para sentarse en la cama, aún sin hacer, y echar la vista atrás.

“Hace un año estaba yo en “El Escon”, ¡qué bien me lo he pasado en el Escondite!, todas las copas de bienvenidas, incluída la primera a la que fui, con Marina, antes de trabajar en Madrid. La de veces que habré salido de allí borracho los lunes, ¿y las tardes escondites? Cómo me gustaba salir los viernes de trabajar a las siete y meterme allí a tomar cañas, y después las tapas, y después las copas, y después ir a “La bodeguita”. Qué risa en aquella tarde escondite, el día de “los hielos”, que al día siguiente Velia se fue de excursión al Escorial y Valle de los Caídos borracha. Y todas las veces que me quería ir y Candela y Marina no me dejaban, y las veces que Marina y yo no dejábamos a Candela, y le atábamos las mangas de la chaqueta o la cazadora, y el cinturón a las mangas… Hace un año exacto estaba yo celebrando el cumpleaños de Candela, esa noche que no nos dejaron entrar en “El hoyo” y Anita pidió al portero que le sacara una hoja de reclamación, después de leer y analizar el  “derecho de admisión”. Lo que me reí con Josune analizando a la gente que entraba: “¡Ah! Es que si vas en camisón sí puedes entrar…”, decía Josune apuntando a un grupo de chicas que venían de boda.

»Lo que me he reído yo con Candela. El día que la conocí, junto con Velia, que Marina decía que ambas eran buenos fichajes, salimos borrachos del Escondite en una copa de bienvenida. Y el día que salimos de allí los dos como pollo sin cabeza, preguntándole a Marina, a voces por la calle, si “habemus sueldum”, al final acabamos en “La bodeguita”, donde nos invitaron a una Coronita, y los dos intentamos beberla sorbiendo el limón. Qué ilusión que Candela entrara en tres de mis clases como oyente, compartimos tantos grupos buenos... Nos lo pasábamos bien en clase (“¿Qué has hecho hoy?”, “Nada”). Y ella vino de oyente a una excursión mía de Segovia. Nos hicimos los dos expertos en Segovia, por eso mismo en mi cajón ponía, a parte de mi nombre, de una foto de la plaza Mayor de Salamanca, de la entrada “Ieronimus” a la Catedral de Salamanca, y de lo que pretendía ser una sirena dibujada por Julia, a parte de todo eso Candela me había puesto “Frutos (patrón de Segovia), el ordeñador de codos”. Yo, al lado de su sol en el cajón le había puesto “Candiella, Nelson, Fuencisla (patrona de Segovia)”. Recuerdo el día que la llamé “Mandela”, en una fiesta de cumpleaños de Marina en casa de su hermano.

»Ahora mismo me estoy acordando de cuando Candela descubrió que pronunciaba la “ch” de una manera especial (María Chucena techaba su choza, y un techador… Voy a buscar a Nacho, que llega a Atocha, con el coche, y nos vamos a Pinar de Chamartín…). Me acuerdo del día que nos quedamos los dos en el Escondite, haciendo tiempo hasta que llegara Nacho y ella fuera a buscarlo, que nos pilló Marina, que venía del teatro con los alumnos. Al final acabamos borrachos en la Bodeguita. Aquella noche fue cuando Agneta me hizo una foto con la firma del “Imperfecto” y después me caí. No fue la única caída que vio Agneta, que también me caí en el karaoke jugando al limbo. En “La chocita sueca”, que me encantaba ese sitio, los minis de cristal, y el día que Velia y yo descubrimos que había una diferencia de cincuenta céntimos en las copas al pedirlas ya sin la tarjeta de “descuento”. Y el día que fui a comer a casa de Bárbara y Óscar, y nos fuimos a tomar café al bar de al lado de su casa, y nos tomamos unas copas, y al final aparecimos los tres borrachos en la Chocita.

»Me acuerdo de un viernes en la sala de profesores, después de un karaoke, que no sabía de quién era el teléfono que apareció en mi monedero. No sabía quién era “Ali”, y le pregunté a todo el mundo. Un mes más tarde descubrimos, en la misma Chocita sueca, que era el teléfono del camarero, que me lo había dado y me había dejado encargado para que se lo diera a Marina y así ella podría llamar para avisar de que íbamos y de que tenían que poner el karaoke. Aquella noche tampoco tuvimos karaoke.

»En la Chocita terminamos también en un cumpleaños de Candela, que cenamos en “La casa de la tortilla”. En esa noche, Velia y yo le cantamos quinientas veces a Candela y a Nacho, “¡Boda en Valencia! ¡Boda en Madrid! ¡Boda donde sea!”. También terminamos ahí en la fiesta de despedida de Marina cuando se fue a Escocia, también cenamos en la Casa de la tortilla, que le dimos una sorpresa, y la vestimos de escocesa. Lo que lloramos, recuerdo que lloraba a cada palabra que me decía Marina, incluso cuando venía a mí a ofrecerme una copa. Fuimos mucha gente a esa fiesta, Sonson me decía después que estaba muy gracioso.

»¡Ah! Los profes, la sala de profes. La primera vez que entré allí fue en octubre de 2007, que fui a trabajar dos semanas. La verdad es que no hablé mucho. Pero cuando volví en enero de 2008, empecé a hacer amigos. Me encantaban las canciones de Opla a primera hora de la mañana, y que nos contara sus historias, principalmente para que la aconsejáramos, pero terminábamos diciendo tonterías y riéndonos todos. Me viene ahora a la cabeza el día que Elisa se creyó que el fluorescente que había encima de la mesa era un nuevo ejercicio ideado por Mariela, y el día que miró mal a Asun cuando esta le dijo que iba a entrar de oyente a su clase Blanca, una profe nueva. A Blanca le decíamos que era hippie. Me acuerdo como si fuera hoy del día que vimos el video de Maider en la tele, con sus “adornos navideños”, y el día que vimos a Leticia cantar el gordo de la lotería. Por eso Candela y yo le decoramos el cajón con lo que decíamos que era un niño de San Ildefonso y con un cartón del bingo que teníamos para practicar los números.

»Siempre le decía a los nuevos que el primer contacto con aquella sala podía ser un poco abrumador. ¡Ah! La sala de profesores, las conversaciones que tuvimos allí, los juegos (el “Password”, el “Pasa palabra” creado por Candela…), los mensajes de Mariela y de Marina en la pizarra, los “dixit” escritos y repetidos hasta la saciedad (“ay, eso no puede ser”, “no ese era el objetivo”, “yo a mí esto me da cuenta que estoy fatal”, “luego te le doy un lavado”...). Pequeña. Sin ventana. Ocupada al setenta por ciento por una mesa, rodeada de sillas (cada una con un dueño asignado implícitamente, al menos la mía, la de Esther, la de Candela y la de Leticia Medina estaban claras), cubierta de fotocopias que no se necesitaban, de libros de Espasa con nuestros nombres, por radiocassettes que no llegaban nunca a su sitio, unos con la tapa abierta mientras se buscaba el cedé en el cajón, otros con un estuche o cuaderno encima (señal de que estaba ocupado), otros en las manos de alguien que preguntaba “¿Es de alguien?”. Al mismo tiempo, alguien estaba sentado en un taburete con el fichero abierto, buscando alguna fotocopia, al rato levantaba la cabeza para preguntar en qué lección estaba tal ejercicio (siempre había alguien que lo recordaba y se sabía el orden del fichero al dedillo) y después de encontrarlo, echarle un vistazo, sentirse desilusionado y acabar por preguntar que cómo practicaban tal cuestión gramatical. Al lado, dos profesores se contaban lo que habían hecho en clase, qué habían practicado, hasta dónde había llegado… Aquella sala era un caos en todos los sentidos, allí todos estábamos locos.

»Te podías llevar muchas sorpresas. Yo una vez entré y descubrí que mis compañeras hablaban de penes (me enteré así de que alguien lo tenía muy bonito), recuerdo el día en que entró Julia anunciando en qué parte de su cuerpo tenía un hongo y cómo, Luis, inmediatamente recogió su “táper” y anunció que se iba a comer al Retiro, nunca más volvió a comer con nosotros, lo vimos algún día, incluso, él solo en el aula 12. La de discusiones que hemos tenido allí, sobre política, sobre la palabra “normal”, sobre las actividades, diciéndole a Marina todo lo que nos hacían en esa empresa, a lo que ella siempre respondía que no se apellidaba como ellos, con Mariela por las fotocopias que no podíamos sacar, por los horarios… me viene ahora a la cabeza la voz de Mariela, diciendo mi nombre, y sabiendo que me caía un grupo nuevo, o alguna clase especial, o alguna otra cosa rara. O por las actividades, y por las excursiones sorteadas.

»En casi dos años en la escuela, hice todas mis excursiones a Segovia, menos dos a Toledo. En la primera que fui con Patricia y Velia. En la segunda fui con Candela, y en esa excursión casi discutimos, cansados por el calor, por los turistas despistados y por la mala educación de los taquilleros y guardas de seguridad. En Segovia lo pasé bien, sobre todo aquel día que nos juntamos tantos profesores en el restaurante vegetariano, aquel que descubrí gracias al consejo de Marina. Candela y yo nos veníamos a Salamanca de excursión, sin saber que nos iban a meter en el hostal “Misol”, en el que no nos atrevimos a duchar, y en el que no entendíamos a la recepcionista (“¿Me hago entender?” “Pues, mira, no”). La verdad es que me encontré con cosas raras en Segovia, una representación del 2 de mayo la vez que fui con Clara, una fiesta de “noséqué” con charangas cada vez que intentaba hablar, la convención de los amigos de la capa… Los taquilleros eran muy simpáticos en Segovia, no tanto los guías del Alcázar, con los que alguna vez discutí. Por eso explicaba fuera el Alcázar, algo que no le gustaba nada a Marina.

»Hace un año exacto estaba yo en el cumpleaños de Candela en el Escondite. Fueron también Josune y César. Me encantaba esa pareja. Qué bien me lo pasé con Josune. El día que nos dijo que no todos en Parla tenían una polla colgada del cuello para mamarla, después de decirle por enésima vez “a mamarla” después de que ella nombrara Parla, casi muero de la risa. Y otro día que nos contó que cuando era adolescente se pintaba un rabo (refiriéndose a la raya del ojo). Y el día que rompió su propio reloj cuando se estresó porque Candela había tirado el botecito de sal por la mesa de la sala de profesores. En la fiesta también estaba Anita. Nos presentó Marina en una fiesta de la escuela, todavía la veo con su monedero debajo del sobaco imitando a la maruja de turno en la carnicería o en la pescadería. En el cumpleaños de Marina, que acabamos los tres en un bar de salsa, en el que no se podía fumar, fue muy raro.

»Ahora me acuerdo de otro bar de salsa. La noche que fuimos Mariela, Candela, Marina y yo a cenar a casa de las chicas suizas, que nos invitaban a una “fondue”. La imagen no fue nada buena, los cuatro profesores bailando la lambada en medio de la cocina, y después en el bar de salsa para ver a Agneta y Lauriane, también estaba Tony con su bicicleta. Estoy viendo a Mariela llegar hasta donde nosotros estábamos, despeinada, después de bailar con un chico, y diciéndonos, “Pues bailaba bien”. Candela y yo nos fuimos pronto, fue la noche que nos caímos en los setos de la calle Alcalá… no recuerdo exactamente cómo fue.

»Un poco más arriba, Roza y yo casi nos caímos también. Recuerdo la noche que fuimos a la fiesta de despedida de Lucía, que se iba a Japón. También estaban Candela y Nacho, recuerdo hablar con ellos en la puerta, bolsa de kikos en mano, de las maravillas de Valencia: que si la paella, que si la horchata, que si las Fallas, que si las falleras, que si las ensaimadas, que si “mándale recuerdos a Rita”… Roza y yo nos íbamos para casa, y se nos ocurrió coger un autobús, el primero que pasara, que nos llevara a Cibeles. Recuerdo los tacones de Roza, la pobre, estaba cansada… así que al intentar subir al autobús, no le respondió una pierna, hizo un respingo y casi se cae, yo, quizá por inercia, me golpeé la pierna con un banco. Ahora mismo me río recordando el camino de los dos muertos de la risa. La de veces que he cogido el nocturno. Como la noche aquella que Lucía, Paula Andújar y yo cogimos el mismo y nos pasamos todo el camino hablando en gerundio. Y la vez que me tuvo que despertar el conductor en la última parada. Y la vez que no lo hizo y me desperté en la siguiente parada (por suerte no volví a aparecer en Cibeles)… La de horas que habré esperado en Cibeles sino llegaba ya al metro.

»Como aquella noche, en la fiesta de casa de Agneta, con Leticia. Que aguantamos los dos hasta que empezara el metro, y luego nos costaba irnos, metiendo las copas en el horno, diciéndole a Agneta que qué raros eran los lavavajillas suecos, intentando llevarnos cosas de su casa… al final nos echó de allí, y en el metro, Leticia advirtiendo a todo el mundo de que alguien había vomitado en la línea 1, y ya estábamos en Moncloa. Y la fiesta de mi casa… la cena que se alargó hasta la mañana, Marina sorprendida de que ya la gente saliera a pasear a los perros y mientras, Leticia, Candela y yo muertos de la risa imitando a los muñequitos del Trivial de la Wii. Las tuve que echar también. El lunes siguiente Candela nos contó que llegó a su casa y se puso a pasar el aspirador, Leticia, por el contrario, se fue a la Latina a continuar.

»La Latina. La de veces que habré empezado allí la fiesta con Bárbara, acabando la mayoría por la calle Bailén, por los bares del Viaducto. Bárbara siempre recuerda la vez que me cogí un autobús para ir a Cibeles… y el día que entramos en el Vendetta, con las copas malas. Allí también acabé en una fiesta con mis compañeras de trabajo. Aquel día que nos dieron unos sándwiches a no-sé-qué hora de la mañana, y que salimos de allí y Julia dijo que en Málaga era igual que en S’nde. Esa noche paseamos por aquella calle y llegamos a un bar que nos habían aconsejado Roza y Zergio, pero en el que no había nadie. ¿Y la caída en los setos después de una fiesta de la escuela? No la recuerdo, me lo contaron después. Sólo recuerdo haberme pasado toda la noche diciéndole a la gente que me había hecho una herida en la parte interna de mi dedo índice. Me lo contaron todo la semana siguiente en la sala de profesores.

»Otra vez mi sala de profesores, y todo en la escuela en realidad. La recepción, el pasillo largo hasta llegar a la cafetera (que hacía mejor café que la anterior en la parte baja), la sala del microondas, la sala de ordenadores, las aulas… Patricia con su caminar sensual, mirada atrás y abajo, sin gafas, y preguntando a alguien qué era el papel que tenía en la mano. Incluso alguna mañana se le ocurrió preguntar que qué hacíamos, a lo que Candela contestó que nada, preparando unas clases. Patricia no veía nada, perdía sus gafas en muchas ocasiones, y si no, su tenedor, le costaba verse en la lista del tablón de horarios, casi muero de la risa el día que pidió a Antonio que le leyera sus alumnos. La de veces que hemos ido los dos a comprar patatuelas a la panadería (las más codiciadas, las de York-Queso), y la de veces que hemos coincidido calentando la comida en la sala del microondas, cuando quemaba sus “táperes” y tiraba la salsa de lo que estuviera comiendo, o la recogía con la bolsa que llevaba en la mano… Patricia fue la que dijo que Marina sería un hipopótamo si fuera un animal, porque siempre asomaba su cabecita y sus ojos por encima de la “barra” de recepción.

»Lo que nos hemos reído Candela y yo metiéndonos con Marina, cuando venía vestida de camarera, o de jugadora de golf… otras veces nos tocaba contra Candela, vestida de Peter Pan, o incluso contra mí, vestido de Media Markt. Pero ahora mismo estoy viendo a Patricia lavándose los dientes en la sala de profesores, o maquillándose, o riéndose con la taza de café en la mano en “La Regenta”, sentada en un taburete, estresada dos minutos antes de entrar en el “supin”, contando sus intimidades en la sala de profesores… no callaba, aunque cuando se iba para casa a las cinco ya era otra persona.

»Y mis alumnos, todos, Eliná, Marcello, Agneta, Lauriane, Sean, Sophie, Tony, mis “wasintones”, mis “esfasus”… mis clases, mi clase de cultura sobre “Las grandes Reinas de España”, mis trucos para explicar algunas cosillas, el chiste sobre “Harry Potter” que me enseñó Bárbara, mi ejemplo de la paloma para explicar las diferencias entre indefinido e imperfecto, y la escenificación (“salí de casa y me cagó una paloma”, “salía de casa y me cagó una paloma”, “salía de casa y me cagaba una paloma”) en la puerta del aula… La recepción, la fotocopiadora, Asun y Virginia discutiendo, el día que desapareció la mesa de Concha… Los profesores, Marina, Candela, Patricia, Mariela, Rosa, Esther, Josune, Velia, Ado, Elisa, Maider, Abel, Sonsoles, Leticia Medina, Leticia Amato, Alberto, Blanca, Laura, Mercedes, Antonio, Luis, Ángel, Cristina Gómez, Cristina Suárez, Anita, Julia, Arantxa, Paula Lorenzo, Paula Andújar, Lucía… de los que sólo vimos sus nombres en el tablón del horario, los que estuvieron muchos años atrás, los que se fueron cuando yo entré, los que entraron cuando yo me fui…

»Mis bares favoritos de Madrid, que descubrí gracias a Marina, la mayor parte de ellos, el Escondite, la Chocita Sueca, la Bodeguita, el Marciano, el Tigre… el metro, el cercanías, los autobuses… y pensar que a mí no me gustaba Madrid, que yo no quería ir… Mi casa, mis hermanas, las obras en el baño, fumar en el balcón, “Jesús, no estás estudiando”, el vecino de arriba, el perro de al lado, las cenas en casa, el Hiber, el Cacharrito, mi habitación, el colchón en el salón durante unas temporadas, la urbanización, la piscina (que pisé dos veces), ir en metro a Pitis, ir en coche a Pitis, las series en la televisión, las películas, la tele-basura…”
En ese momento entró su madre en la habitación. Le devolvió al mundo real preguntándole que qué hacía. Él negó con la cabeza, colgó el calendario en su sitio y volvió a su rutina matutina, descubriendo que en unos pocos minutos había recorrido mentalmente lo que habían sido dos de los mejores años de su vida y dándose cuenta de que aquella ciudad le había dado mucho más de lo que pensaba. GRACIAS A TODOS.

Ocio y tiempo libre salmantino (14 mayo 2010)


[Esto es lo que hace el aburrimiento...]

Me alegra mucho que la gente visite Salamanca, y además me alegra mucho que la gente me pida consejos, opiniones y demás indicaciones (alguien me dijo una vez que era el perfecto embajador de mi propia ciudad). De hecho, la última de ellas se llevó de mí un gran mail como si de una agencia de viajes se tratara. Incluso me ha hecho replantearme mi vida (laboral), y si mi futuro está en escribir guías de viajes (incluida la información gastronómica, obviamente)???... Tenía que recogerlo en una nota, con alguna información nueva… ahora sí, todo lo que digo a continuación tiene que ver con el ocio y el tiempo libre de esta maravillosa ciudad:

1. La mejor zona de pinchos de Salamanca se llama Van Dyck: es toooooooooda una calle al estilo de la Cava Baja y esos lares de la capital... pero mucho mejor... jajajajajaja... que por 1.70€ (es una media) te tomas una caña y un pincho... En esta calle hay millones de bares y todos igual de buenos (aunque sí evitaría ir a uno que se llama "Su casa", a no ser que os guste la insalubridad... jajajajaja… y beber en porrón)… Aquí, incluso en verano, el pincho estrella es todo aquel que lleve una buena ración de carne grasienta del animal que sea... jejejeje... vamos, que sale uno de esa calle a cuatro patas o haciendo eses, según se mire... Así, sin pensar mucho, se me ocurre el lomo asado en "El churrasco", pinchos morunos (muuuuuuy picantes) en "El corral de la abuela" (y aquí tienen un pincho de solomillo con queso de cabra que es para caerse de la silla... a ser posible, baja), huevos (como las sartenes y los huevos rotos de Madrid, pero aquí se hace con patatas como de tortilla) en "La encina" (aquí tienen una panceta exquisita... jejeje)... Y bueno, cualquiera de los miles de bares... repito, hay muchos y de muchos estilos y clases... de hecho, hay uno de pinchos de alta cocina... que sí... que en Salamanca somos muy pijos, pero el bar está muy bien, bar Teveré.

2. Otra zona buena de pinchos (y más barata aún) es toooooodo el barrio de Garrido (mi barrio)... siempre lo aconsejo, a pesar de estar un poquillo alejado del centro. Advertiré que Salamanca es una ciudad pequeña, y todo el mundo va andando a todas partes, pero, por esa misma razón, los lugareños entendemos que 30 minutos andando es "cerca"... Garrido está a unos 20-25 minutos del centro, para los paseantes lentos. La zona de Garrido también tiene muy buenos bares de tapas: alitas de pollo en "El Valladolid", jamón ibérico en "El guijuelo", jeta en "El Bardal"... etc etc etc...

3. Por el centro de Salamanca también se puede salir de tapeo... pero hay que tener en cuenta que esta es una ciudad atestada de guiris (sin ofender a nadie)... y por normal general, los camareros son POCO amables (carácter salmantino). Los mejores, en la misma Plaza Mayor: "El bambú" que siempre está hasta las tetas, pero se come muy bien, incluso, a veces, puedes sentarte y todo... jajajajaja... "El cervantes", este es el sitio guiri por excelencia, pero tienen buenos pinchos (las croquetas, im-pre-sio-nan-tes)... Y se me ocurre el "Plus ultra" que tiene los mejores pimientos rellenos que he probado en mi vida... Ah! No puedo olvidarme de Caballerizas (en la plaza Anaya), es la cafetería de la facultad de Filología de la Universidad de Salamanca, y por ello, el precio está muy bien y la cantidad de pinchos es indecente. Tiene un par de problemas, uno que arrastra desde hace mucho tiempo: el café es lavativa. Y otro relativamente reciente: no se puede fumar.

4. Tengo que hacer una mención especial a la zona universitaria. La Latina salmantina no tiene mucho que ver con la madrileña. En este caso hablamos de dos calles, la Latina y la calle Libreros, que también tienen varios bares de pinchos. Me quedo con el Laso (que también es un bar de litros por la noche), es un típico bar de barrio pero en pleno centro de Salamanca, qué más se puede pedir... Y si nos acercamos a la Rúa, he de mencionar el bar "La Rúa", allí me he encontrado a los camareros más amables de toda la historia de camareros amables, y además un pincho de croqueta de pollo... y la tortilla... hmmmmmmmmm...

5. Restaurante: quizá es un poco carillo, pero es uno de los mejores del mundo mundial, el MOMO (en la calle San Pablo) con muy buena relación calidad-precio, merece muchísimo la pena (sobre todo por sus boletus con foie, y el solomillo de ciervo). Repito, no hay que olvidar que esta es una ciudad que vive de estudiantes y de turistas... desaconsejo cualquier restaurante que proponga un menú... no por nada, no son malos, pero el trato suele ser bastante desagradable...

6. Cafés y bebidas espirituosas (jajajajaja)... cualquier cafetería que esté en la calle "La rua" es perfecta para la sobremesa. Las cafeterías de aquí tienen mucha competencia, y lo intentan arreglar todo con una buena decoración. He de recomendar varios que no están en esa calle: "Tiovivo"... el bar es impresionantemente bonito, incluso como bar de primera hora por la noche; "El capitán Haddock"; "Hernández y Fernández" (sí, también existió el bar Tintín, pero creo que ya no... jajajajaja)... Pero mis favoritos, aunque depende de la estación en la que nos encontremos: "La alhaja", para el invierno, con unas tartas caseras que quitan el sentido; "Scherzo" en verano, y a ser posible cuando esté la camarera, que es mucho más simpática que el dueño...

7. Fiesta: advirtiendo desde el principio que las zonas de fiesta están bastante separadas por "estilos", pero que en casi todas ellas se encuentra uno con guiris y adolescentes en plena pubertad, esta es una pequeñísima lista de lo que se puede ver por la noche:
- Calle Varillas: zona de adolescentes por excelencia. Es una buena zona si hay ganas de reggeaton y de reggetunning y de todo ello. Tiene una cervecería muy buena, el Molly Malone. Y también, desde su traslado ya hace tiempo, un lugar de venta de bocadillos, el Yunke.

- Final de la Gran Vía: pachangueo universitario. Casi al final del todo está el Tum Tum, con música ochentera y copas baratas. Y más al final, el Siglo I, el bar pachanguero por excelencia, en el que siempre hay gente y siempre hace un calor infernal.

- San Justo: si digo que lo conocemos como "San Costo" os hacéis una idea del estilo???? (a mí me encanta... jajajaja... anda que no me lo he pasado yo bien por ahí)

- Plaza La Tuca (se llama así por un bar, pero pocos salmantinos sabes que se llama Plaza de San Juan Bautista): zona de bares de litros. Hasta hace poco tiempo el suelo no se sabía como era, recientes excavaciones han descubierto allí al primer hombre que bebió litros, el Homo Calimochus.

- Bordadores: zona de guiris por excelencia, con grandes bares como el Camelot, entre otros. Como zona de tarde, para terracear, está bastante bien, porque es una calle amplia con bastantes terrazas.

- Carmelitas: es una buena calle para terracear, y por la noche, los bares el Paro, en Fino y el Belepón son los más famosos… no, esperad, los bares no se llaman así… se llaman, el Faro, el Pino y el Belle Epoque.

- Una buena opción es empezar la noche en Garrido, un rato de tapeo y tomar unos litros o copas en el Nayjo y en el Jai Alai, que como bares de barrio no tienen precio. Y del mismo estilo, si nos desviamos un poquito, cerca de la Plaza Madrid tenemos grandes locales: La taberna de Paco (una decoración con muchos detalles y muy cuidados... el calimocho se sirve en botella... de coca-cola... reutilizada), la bodega Lastra, el Navarro...

Como carta de presentación no está nada mal, espero que esto os anime a visitar la ciudad más bonita del mundo… (y ahora voy a copiar y pegar esto en un mail y se lo voy a mandar al bigotes, este nuestro gran alcalde, y que me contrate como embajador de Salamanca, y después se lo enviaré a todas las agencias de viajes y guías turísticas para que me hagan una oferta por mis servicios)…

Creaciones poéticas al abrigo del espesor hispanoamericano (11 enero 2010)


ODA AL HASTÍO
Me aburro mucho
como la trucha al trucho,
como la sierra al serrucho,
y me como un cucurucho.

¡Ay! ¡qué rollo!
no quiero repollo,
pues cómete un pollo
que yo no follo.

Vaya aburrimiento,
es que es muy lento,
pues yo no miento,
¡ay! que reviento.

A mí me da sopor,
no soporto el calor
porque huele a sudor
y me muero de dolor.

Qué apática mañana,
soportando a una marrana
me salió la carrera rana
y miro por la ventana.

Aquí tengo una mancha
no es nada ancha
porque está muy pancha,
panchita, plancha, en la lancha.

Y aquí me vine yo a estudiar literatura
y me sala una amargura,
una mancha, grande, oscura
que me lleva a la locura.

Me vuelvo cholulo
cuando me monto en el mulo
y me pongo el rulo,
¡que te ondulen el culo!

Y aunque merezcas estar en mi corcho,
por analogía me "morcho",
y que te den por el "chorcho"
ahí te quedas, me voy con mi troncho.

MI PASCUAL INA (1ª VERSIÓN)
Anáfora musical,
repetición final,
a mí me suena mal,
y me dijo. "¿qué tal?".
Yo le dije: "Hola, Pascual,
voy como tal y cual,
que como mucha sal,
me voy a "meal" y a "echal",
que ya estoy fatal".

Un cuento cuenta cuando duerme,
a esta niña que no muerde
y se enfada cuando pierde.

Para el cómic lo visual
importante, más que oral
es mucho más real
y mejor voy a "callal"
porque se enfada mi Pascual,
mejor voy a cantar
a la puta presa de Aswán
y el obelisco ha de acabar
y las copas va a dejar.

Es imposible entenderme,
me despido si no duerme
y paso de entretenerme.

MI PASCUAL INA (2ª VERSIÓN)
Y aquí me pongo a cantar
con la vigüela de Pascual
aunque a todos suene mal,
él me dijo: "¿Qué tal?",
contenté como cual,
¿qué?, yo como mucha sal,
no me voy a disfrazar.

Un cuento cuenta cuando duerme,
a esta niña que no muerde
y los intestinos la pierden.

Para el cómic lo visual
importante, más que oral
es mucho más real
y mejor voy a "callal"
porque se enfada mi Pascual,
mejor voy a cantar
a la puta presa de Aswán
y el obelisco ha de acabar
y las copas va a dejar.

Es imposible entenderme,
me despido si no duerme
y paso de entretenerme.

MI PASCUAL INA (3ª VERSIÓN)
Mi compañera de bebida
con dos copas ya está ida,
pero que picante pida
¡por el Fortasec de mi vida!

Razón de a las cinco despertar
de una a otra andar
desesperada llamar...
"Plis, wers de bazrrum?" preguntar.

Me despierto si no duerme
esta niña que no muerde
y los intestinos le pierden...
dormido, es imposible entenderme.

Con ella fui a cantar,
después del obelisco sin acabar,
a la puta presa de Aswán;
al final, el niño va a enamorar.

Porque tiene gafas me fío
pintada la pimienta de este tío
en la pirámide no hace frío,
montaje, la esfinge... hastío.

Cuadros azules llevas
en Karnak tú te elevas,
sin disfraz ya no bebas,
todos y tú tarde llegas.

Con el templo de Isis insistías
en crisis entrar me hacías,
en otros tus pies veías
aunque la foto no querías.

Al guía bien explicabas,
gráfica para el cómic, le hablabas
mientras exagerada gesticulabas,
camello de cuero, "bububababas".

Sin ti... menos mal que viniste,
millones de fotos nos hiciste,
la paciencia nos perdiste,
pero, si no vienes, ¡qué triste!

Y YO NO ESTOY BORRACHO (POR NÉSTOR ÁLVAREZ MONTERO HERMINIO ÁLVAREZ)
Pronto voy a Abú Simbel
y sólo como pan con miel,
yo tus marcas quiero ver
y no paro de beber.

Mona Lisa del alba
colocármelas no me salva
"no es lasciva tu mirada
¡yo me quedo helada!"

Volando vas tranquila
pues te tomas dos pastillas
dormida tú la pillas
de aquí más de mil millas.

Tú también allí estuviste,
donde luces la visten
esto te puso triste
pero el taxi existe...

¡Ay! mi apurrutu bonito
alguna vez te he dado un grito
pero ya no lo repito...
la salchicha, el palo, el pito.

El calor me afectaba
aquí y allí yo hablaba
de cajeros rodeada
sin nariz, en la pata... me meaba.

Neblíes van volando
y nosotros, andando,
bajo el sol calentando
el calor nos va cambiando,
como cambian estos días,
largos días...
no te preocupes, no sufrías,
yo a tu lado para que rías.

No se pasará en un año
sólo el triángulo, el daño,
corriendo hasta el baño
si te vas, yo te extraño.

VIDA SIN MÁCULA
Sin mácula, historia,
de esperanza noria
olvidando en la memoria
este, otro... ¡vete a Soria!

Ojalá no estuvieras,
¡vete! ¿a qué esperas?
a todos desesperas
... la lengua tu perdieras.

Ríes tú solamente
con tus chistes deprimentes
y yo solo... en mi mente.

Por mí, un desierto barrerías
en un bosque te perderías
nadie te extrañaría.

ME PESA LA PESÁ
Reloj azul, reloj rojo,
a veces yo lo cojo
junto a la ropa, ¡ojo!
aún así, nada mojo.

Rápido, alta confianza,
pintándome... tardanza
nada de templanza
que pierdo la esperanza.

Labios fuera, armas de mujer,
maquillada hasta no ver,
es que algo he de hacer.

No tengo solución,
colmo de la desesperación,
pesada, no dejo ración.

LLEGÓ CON TRES BORRACHOS
(particular homenaje a Miguel Hernández)
Y llegaron los tres ciegos:
el de Alfredo,
el de Paca,
y el de Diego...

Los tres con un buen pedo:
el de Paca,
el de Diego,
y el de Alfredo...

Al día siguiente, resaca:
la de Diego,
la de Alfredo,
y la de la Paca...

Me acuerdo de... Brest (14 noviembre 2009)


[Anécdotas de mi vida en Francia (aunque perfectamente podrían ser la notas para una nueva película de Mr. Bean)]

Me acuerdo…

De lo que me costó ponerme en contacto con mi profesora, Marie-Agnés, y de las conversaciones tan extrañas que tuve por teléfono con gente de Francia, del IUFM de Brest y de Rennes y gente de su casa; de aprenderme de memoria: “Bonjour, je suis Néstor Álvarez, l’assistant d’espagnol, Est-ce que je peux parler avec la proff d’espagnol?” y no salir de ahí, cuando me contestaban tenía que quedarme callado; de decirle al marido de mi profesora, presidente de la Junta de Finisterre, “oui, je le tien (sí, lo tomo)”, queriendo decir “oui, je l’ai (sí, lo tengo)” cuando me dijo que Marie-Agnés tenía teléfono “portable”; de llegar a aprender a decir “J’ai pas compris” porque así me repetían las cosas (aunque igual me daba) porque por fin me di cuenta que diciendo “Je ne comprends pas” les decía directamente que no entendía y punto; de escribir 4 20 10 9 para calcular después que eso es 99 (cómo son los franceses!), de olvidar usar “vous” en lugar de “tu” por esta manía que tenemos los españoles de tutear a todo el mundo, pero de igual manera olvidaba usar “s’il te plait” con gente que conocía…

De perder el avión en el transbordo en París y ponerle cara de susto a la mujer que me dijo que no podía montar en el avión en cuestión (sólo tuve 15 minutos para recorrer una parte del aeropuerto); de fumar un cigarro detrás de otro en la pecera del Charles de Gaulle pensando en volver a España en cualquiera de los vuelos que anunciaban a mi lado, a cualquier parte, una vez allí no me costaría llegar a Salamanca; de llegar al aeropuerto Guipavas de Brest sin mi maleta, algo que deduje después de estar media hora esperándola solo en la cinta de recogida, ya que la poca gente que quedaba había desaparecido tras oír la voz de megafonía; de mi profesora que vino a recogerme con comida, leche, fruta, chocolate y coca-cola entre otras cosas; de conocer a mis compañeras de piso (Carolina, Carolina y Ana María) que desde hacía tiempo me esperaban sin tener ningún detalle de mí, aunque los detalles que yo tenía era que eran una chica de Costa Rica y dos españolas, siendo ellas en realidad de EEUU, de Chile y de Murcia; del primer contacto con mi habitación sin luz, por suerte Ana María quitó la bombilla del pasillo en ese momento y descubrí mi habitación sin armario, pero con unos amables habitantes en la moqueta; de tirar la coca-cola en el salón; de ver fotos en calzoncillos solo y triste en lo que iba a ser mi habitación; de estar con la misma ropa durante muchos días, desde entonces le cogí manía a la camisa naranja y a los pantalones marrones de pana…

Del primer restaurante al que me llevó mi profesora donde había buffet de mariscos y yo probé los “moules frites”; del restaurante cuya especialidad era el carpaccio en todas sus variedades y gustos, aunque si hablamos de la gastronomía del lugar he de mencionar el “far” (postre bretón), las “galettes” (galletas de mantequilla), del “Kir” (bebida típica en el aperitivo), el tartifflette (plato hecho con patatas, cebolla, “lardon” y queso) que nos hizo Helene; de ver Eurovisión en su casa con la actuación vergonzosa de las Ketchup y su Bloody Mary; del paseo por Bretaña con Helene, en su coche; de hablar en español y en francés con ella, ya que comenzamos nuestra amistad como intercambio lingüístico; de ir a un “fest noz” y descubrir los bailes celtas y descubrir también al asistente alemán bailando; de comprarme “Le Petit Prince”, haciendo de él mi primer libro en francés; de tener que corregir con el Photoshop nuestra foto-felicitación de navidad por habernos equivocado del lugar de los puntos (¨) y ponerlos en la O en lugar de la E en la palabra “Noël”; de Carolina quejándose del frío como si fuera el frío siberiano; de Carolina quejándose del olor en el autobús y riéndose de la expresión “echando pestes”; de que se rieran tanto porque nosotros decíamos muchas palabrotas…

De la línea 6 de bus hasta Carrefour, de cargar con la compra en el bus hasta que descubrimos las bolsas ecológicas (aunque siempre se nos olvidaran); de hacer mal la copia de la llave de casa y no darme cuenta hasta que llegué a casa y caer en la cuenta, además, de que la original ya no la tenía, su dueña, Carolina, estaba trabajando; de intentar hablar en francés con la secretaria del Collège Saint Pol Roux sobre mi maleta, muy amable ella porque llamó al aeropuerto; de comprarme un edredón pero no dar con la funda del mismo por no entender; de conocer al vecino que hablaba un poco de español y de ver al cocinero del colegio donde vivíamos con un aspirador industrial en mi habitación matando a mis amigos de la moqueta, fue la única vez en siete meses que esa moqueta se aspiró; de pedir un “tournevis” al vecino de enfrente para montar mi armario nuevo; de comprar ropa porque no llegaba mi maleta y que después no me pagaron; de los obreros que vinieron quinientas veces a ver el piso porque parece ser que la dueña quería reformarlo cuando nos fuéramos; del papel pintado que se caía a cachos; de la calefacción que no llegaba bien a las habitaciones y mucho menos al baño; de hacer un seguro de la casa, siendo lo único que teníamos que pagar…

De conocer a Sophie, una asistente de inglés en el instituto Amiral Ronarc’h; de comer crêpes con Pablo y otros asistentes en la mejor crepería del mundo, a la que fuimos muchísimo y el camarero ya nos hacía las fotos sin tener que pedírselo porque siempre que habíamos ido, lo habíamos hecho con alguna visita y siempre pedíamos alguna foto, él ya nos conocía; de pasear por la Rue de Siam a la espera del autobús; de comprar en la librería Dialogues; de la línea 2 de bus de regreso a casa, pasando por Kerangoff, hasta la parada de Kerargaouyat, en la Rue de Bruxelles, dirección Casabianca, y de equivocarme alguna vez y tener que ir caminando a casa desde Kerangoff; del faro cerca de nuestra casa y del faro de Saint Mathieu y el viaje en el coche de unos desconocidos que decían que Brest era lo mejor de Bretaña; de programa de tele “A prendre, ou a laisser” (“Allá tú”), de “Star Academy” (“Operación Triunfo”), de “Santiano”, y de toda la música española y francesa que escuchaba allí, de encontrarme con una alumna Junior de Sampere Salamanca en el metro cerca de Montmartre (muy fuerte! Vi a Marie Renaudin en el metro y quedé con ella y con Marine Boudot días después para tomar un café)…

De pagar con tarjeta casi todo y en casi todos los sitios, a pesar de haber tardado en tenerla porque pensé que me la tenían que mandar en vez de ir a buscarla, no entendí muy bien a la banquera ni la carta que me llegó; de la gente que pagaba con cheques y me hacía perder el autobús de vuelta a casa; del tío del restaurante de Champs Elysses que se dio cuenta de que los ticket restaurant sólo eran válidos en España, pero también del tío del restaurante italiano que no se dio cuenta pero que me recordó meses después cuando volví a comer allí; de comprar desodorante Bourjois para Bárbara (estando ella allí y para traérselos a España); de las PIM’S de mouse de limón; de habernos hecho una foto en contra de las armas enfrente de la Tour Eiffel porque hice caso a mi hermana y le dije a una tía que venía a darnos el coñazo que no hablábamos francés y ella, muy amable, nos preguntó que qué hablábamos y, finalmente nos respondió en perfecto español…

De reírme hasta llorar porque el asistente alemán se cayó de la banqueta del piano de Pablo; de la fiesta de cumpleaños de la asistente portorriqueña (o era costarricense?) en la que había un chico que había estado de Erasmus en Salamanca; de aguantar dos semanas sin ir a la lavandería porque era un auténtico coñazo, por eso me compré tantísima ropa interior; de “Avez vous déjà vu…?” aunque nos costaba pillarlo en su horario; de terminar todas las frases que empezaban con “je ne suis pas…” con “un herós” gracias a una canción de “Star Academy”; de reírme hasta llorar porque Sophie dijo “tortuga” y Ana María tuvo que explicar qué era y todos nos miraban sin comprender muy bien qué pasaba, aunque nos pasaba siempre que, estando con todos los asistentes, nos juntábamos Ana María, Carolina, Carolina, Sophie y yo y teníamos nuestros propios chistes…

Del IUFM y, allí, de mis escasos alumnos, de pedir aulas vacías en francés, de las horas frente al ordenador en mi despacho, de comer solo con mi taper a la hora del café de los franceses, de cuidar el aula de informática, de sudar porque el del departamento de informática no entendía que yo iba a salir a las 12:30 y no a las 2:30, y él insistía, que a la hora de comer cerraban, de hacer ejercicios para practicar español en el CAREL; de la patinoire todas las veces que fuimos; del otro recorrido de bus para llegar a casa o ir al trabajo por el Hôpital Cavale y Bellevue; de la fiesta de cumpleaños de Rocío de la que tuvimos que irnos a pesar de estar pasándolo muy bien; del autobús nocturno de 8 a 12… repito, NOCTURNO; del festival de cine español y de “Volver” en el cine Celta…

De salir de fiesta una sola vez por el puerto; del Marché du Noel en Liberté; del puente cubierto porque decían que lo utilizaban los suicidas; de comprarme el móvil casi sin hablar (toda una paradoja); del viaje a París con mi hermana Silvia y mis primos Ruth y César y, allí, de mi hermana esperándome en Orly porque al final llegó ella antes que yo y de mi prima Ruth hospedada y del rato rollo del video en la habitación de mis primos; de la accidentada vuelta a Brest después de estar horas en Mont Parnasse con un billete equivocado y de la conversación con la taquillera: “On peux parler en espagnol? –Oui, bien sûr… -MIRA LO QUE ME HA PASADO!!!” (colocando bruscamente los billetes sobre la ventanilla); de discutir con el taxista al llegar a Brest porque no me entendía; de ir a un curso sobre el Hot Potatoes para los de segundo año en el IUFM y de ir a unas charlas sobre educación (creo) en el Amiral Ronarc’h y no enterarme de nada, pero gracias a ellas conocí a Alex...

De hablar en francés con las amigas de mi profesora en las cenas en su casa; del nuevo piso-habitación-cocina-salón y de quedarme en la puerta porque nadie me dio el código del portal y tener que llamar a Alba y Alex a las dos de la madrugada para que me abrieran, aunque eso nos sirvió de excusa para estar hasta las mil hablando y tomando algo en su casa, también tuvimos alguna cena y café en su casa; de la lluvia con viento, con muchísimo viento, de que los brestianos ni se inmutaran e incluso fumaran bajo las lluvias torrenciales; de apuntar todo en mi agenda y en mi calendario de Dalí;, de contestar “Alló” a las llamadas de teléfono aún sabiendo que procedían de España; de ver películas y “Friends” en mi ordenador…

De la ducha con dos mandos, uno para regular la presión y otro para regular la temperatura; de tener que limpiar todo el portal, consecuencia de no pagar alquiler; del váter separado de la “Sala de baño”; de llorar de la risa por “hacer gimnasia” en el salón de casa en un momento de estrés… creo que también un día bailamos y cantamos; de no poder abrir una de las puertas del salón, se nos cerró porque se estropeó el pomo; de llorar de la risa porque Carolina besó a la fregona al intentar olerla; de la sala de fumadores del IUFM, de las distintas cenas con los otros asistentes y de la cena de navidad en casa con regalos del amigo invisible con Carolina, Carolina, Ana María y Sophie, y de la diana y el chocolate que recibí; en muchas ocasiones, conseguir entender a Carolina y a Sophie hablando en inglés, así como Sophie entendiéndonos a nosotros hablando en español; de cenar un Kebab en la Rue de Siam, de comer pizza en el restaurante al lado de Casa Havana, del Banana Split de Ana María…

De La Poste; de haber llamado “fea” a una chavala que no entendía en el bus; del mercadillo de los domingos y de las gaviotas comiendo las sobras del mismo mercadillo (una vez encontré a una gaviota muerta en un parque cerca de la estación de trenes); de que el tío del Hotel Darcet nos habló en inglés y nos pidió que no pusiéramos las maletas encima de la cama, del montacargas de ese hotel, de lavarme los dientes con el culo fuera del baño por no caber y de no poder cerrar en condiciones la puerta del baño del mismo hotel porque el suelo estaba desnivelado, pero teníamos el desayuno incluido con zumo, café, pan con mantequilla y croissants (recuerdo la frase “café au lait, tout les quatre”); del pelo de guante que entró en el ojo de mi primo César en lo alto de la Tour Eiffel y casi morir de la risa por su reacción y la de su hermana; de los folios que comíamos (croissants rellenos de chocolate aplastados); de la expresión “Cuando el río Sena, agua lleva”, de la tos de perro de la Saint Chapelle; de ver a Mery y Fran frente a l’Ópera en París; del Starbucks cerca de l’Ópera; de robar postales en el Louvre (gracias Bárbara) y el Museo de Londres, pero de no robar en EuroDisney…

Del viaje por Bretaña con Ronan y ver unos menhires (entre otras muchísimas cosas); de las fotos en blanco y negro de “Les Colocataires”; de la Rue Jean Jaurés y sus centros comerciales; de la playa, que no me gusta mucho, pero la fui a ver, no a bañarme; del Thanksgiving que celebramos con todos los asistentes; de la Gare SNCF; del Oceanópolis que no visité; de las Rives de la Penfeld; del jardín botánico; del puente hasta Plougastel que nos hicimos andando, y de la señora tan rara de allí, aunque antes vimos a otra muy amable que además conocía Salamanca por la Universidad pero que no conocía Murcia (jejeje…); de las numerosas discusiones que tuve con Carolina, muchas por tonterías; de la muñequita de Ana María que salió en tantas fotos; del arroz al curry con verduras de Carolina; del sushi del Carrefour; de terminar una tortilla de patata en el horno, en casa de Sophie; del chili y de la arepa que nos comimos en Candem Town; de la mostaza picantísima de Dijon, del dulce de leche traído desde Chile, del pan dulce con miel, de las naranjas con miel y canela, de mis macarrones a la carbonara, y de comer casi todos los días lo mismo, arroz con pescado y salsa de soja con jengibre y miel, o pasta con tomate, picante y palitos de surimi, o verduritas con tomate y picante, o puré de patata, o arroz con carne de hamburguesa con tomate y picante, los noudles… ; del viaje a Rennes con Kate, conocer a los asistentes de otros IUFM de Bretaña y hablar en francés todo el fin de semana…

Del viaje a París con Bárbara, allí, entre otras, me acuerdo de hacer una foto al plano del cementerio Pere Lachaise porque fuimos los únicos tontos que no lo compramos en la entrada, y hacernos una foto en la tumba de Louis Blanc, y en la de un tal Lautrec (que no es el famoso que todos conocemos); del maravilloso hotel de París, de sorprenderme porque el tío del súper hotel no encontraba mi reserva y pensar que teníamos que dormir en la calle, pero luego nos dijo que en el mismo hotel había italianos (un dato que nos importó mucho), de ver aquella habitación, con chorretones en el lavabo y con un armario empotrado sin puerta en el que cabía una percha, pero de canto; al menos la puerta de dicho hotel cerraba automáticamente y teníamos unos calcetines de obrero para ducharnos; del tío de la cafetería que corría a la pastelería de enfrente para traernos croissants recientes, aunque si no lo hacía, desayunábamos un exquisito pan con mantequilla…

Del viaje a Inglaterra y tener la ducha en la misma habitación, a los pies de la cama; del autobús del aeropuerto, primer contacto con la conducción a contrario que el resto del mundo, y convirtiéndome en un español que intentaba hablar en inglés pero lo hacía en francés; de la visita a Sophie en Stoke-on-Trent, de su perro y de su encantadora familia; del “Ginger-bread man” que tuve que pedir yo; de las manifestaciones contra el CPE; de discutir con la cajera del banco dos días antes de venirme porque no me quería cancelar la cuenta; de discutir con la del abono transportes y con su bigote porque no conseguíamos entendernos; de no comprender el acento bretón y de los marineros de Brest, de los borrachos de Brest y, peor aún, de los marineros borrachos; de la cervecería irlandesa, de casa Havana, del bar australiano, de la extraña discoteca del puerto, del taxi que nos cobró cinco euros (el mínimo) por dar la vuelta a una calle; cuando me hice la cuenta, me acuerdo de explicarle a la banquera con bigote que los españoles tenemos dos apellidos y creí entenderle que los franceses solían tener dos nombres, tuvimos una pequeña clase de español y le enseñé que en español “déposer de l’argent” se dice “ingresar dinero”; de recorrer la Gare du Nord de un lado a otro mi hermana Silvia y yo hasta encontrar las taquillas y después de comprar los tickets darme cuenta de haberme equivocado de tren al ir a buscar a mis primos y tener que esperar al siguiente en la siguiente estación al aire libre pasando frío…

De la Tour Tanguy y hacer fotos dentro estando prohibido, del Château, de la place Liberté, del Hotel de Ville, de la fuente que llegaba hasta el final de la calle, del puerto militar, de la tienda típica, del “C’est deux euro” (qué vicio!); de la línea 3 de bus hasta el trabajo; de comprar un armario en CASA; de todas las visitas (la familia de Sophie, el novio de Carolina, la hermana de Ana María, una amiga de Carolina, mis primos…) y teniéndonos que esconder de la directora del College (dueña del piso) porque se suponía que no podíamos recibir visitas; de mi mesilla de mimbre que al final se quedó Pablo; de comprarme libros de “Français pour étrangers” y estudiar un poquillo, pero no mucho, que hay una parte que tengo intacta; de ver la tele con el diccionario al lado; de las empanadillas de Ana María y de la fiesta española con el mantel improvisado a modo de bandera y toda aquella comida (Carolina hizo unas tortillas exquisitas, pero lo que más rápido desapareció fue la Sangría); del enorme mapa de Francia que teníamos en el salón; de gordear comiendo chocolate con pan dulce, Nutella con galletitas saladas y snacks; del crêpe de Nutella en Trocadero, del metro de París, de que los trenes del RER tienen nombres (monté en Rona, Pepe y otros que no recuerdo)…

De perder el tren en París porque el autobús a Mont Parnasse estaba de huelga y el de la pasarela del aeropuerto no se hacía con ella así que nos tuvo una hora metidos en el avión, acto seguido un taxista me ofreció sus servicios por 70 euros (lo rechacé), menos mal que encontré a una pareja de españoles que me ayudaron a llegar a la estación de tren, en el camino el tío del autobús me rompió la maleta, una de 28 kilos de una y otra de 21 (en el metro de París no saben lo que son las escaleras automáticas), de lo cara que es la consigna en Mont Parnasse, sobre todo si sólo dejas la maleta 15 minutos, porque encontré un hotel a la vuelta de la estación que me permitió ver por primera vez la Tour Eiffel iluminada, al día siguiente desayunar en la estación de tren, solo, y con un pájaro mirando mi croissant con ojos deseosos; de descubrir que los trípodes estaban prohibidos en las iglesias; de las gárgolas de Notre Dame…

Del café de oro frente al George Pompidou (nos lo merecemos), y después acabamos en el Mac Donalds hablando y analizando las expresiones españolas; de cambiar de piso por sorpresa y tener que discutir con la directora del College porque a mí todavía me quedaba más de un mes de contrato; de acabar hablando en español con Marie-Agnès por no entendernos y que había prometido no volver a hablarme en español, para que aprendiera un poco; de fumar en la habitación y ese olor… mezclado con el incienso y las velas y el ambientador que compré; de tener que despedirme de mis visitas que me dejaban echo una braga; de recibir una llamada de mi prima desde el tren parado por la nieve nunca sabremos donde; del vodka con zumo de fresa, del juego 21, de la gelatina de vodka y fresa, de la mouse de fresa de Inglaterra, de la Crême Broulé, de pagar millones por el exceso de equipaje, y de mi ansiada vuelta a España…